José Roberto Alejos Cámbara
Rescatar las instituciones del Estado requiere de reformas constitucionales y legales al Sector Justicia y al sistema electoral, necesarias y urgentes.
Cuando insisto en las reformas a la Ley Electoral y a la ley interna del Congreso, no puedo dejar de seguir ejemplificando con la formación del partido TODOS, que surge de la obcecación de Sandra Torres de no presentar candidatura a la presidencia por el partido oficial, luego de su fallido intento de ser candidata, y que conllevó el surgimiento del bloque independiente integrado por quienes abandonamos la UNE.
Los integrantes del nuevo bloque legislativo, en defensa de intereses particulares y de garantizarse la reelección, rechazaron propuestas de integrarnos a partidos como Unionista, Gana y Creo, en su lugar se prefirió la formación de un nuevo partido. Insistieron que participarían en la alianza impulsada por Álvaro Arzú, con partidos formados por fundadores del PAN, pero con “nuestro propio vehículo” decían. Aunque invertimos tiempo en elaborar un proyecto ideológico adecuado para el país, colores, nombre, logotipo y en un plan de trabajo y gobierno, el día a día no permitía avanzar con la rapidez necesaria. Los intereses en el Congreso (como sigue sucediendo) le restaban importancia a la creación del partido, y no fue hasta que se puso una fecha fatal que se aceleró el proceso. Decidimos sumarnos al partido verde que estaba por desaparecer ante la falta de afiliados y de recursos para su asamblea, como el mecanismo más rápido encontrado, considerado también más transparente en contraposición a comprar una ficha, cambiando actores y nombre.
Luego llegó lo que nos haría caer en lo mismo de siempre. Diputados o personas designadas por ellos se convirtieron en secretarios departamentales y en los integrantes el Comité Ejecutivo del Partido Verde, convertido en el Partido TODOS. Dentro del Comité Ejecutivo, quedaron buenos ambientalistas y nuevos políticos como el joven Secretario General de 27 años, decidimos que no integraríamos el Comité, a Rodolfo Rosales García-Salas, el entonces Secretario General de los Verdes, y a este servidor, el precandidato presidencial.
Pero pronto sucedió lo que era de esperarse, como en otros partidos, el partido no dirige el movimiento político, son los integrantes de los bloques legislativos, que por medio de la Instancia de Jefes de Bloque satisfacen los intereses particulares de cada diputado a menos que el Secretario General o el candidato presidencial pueda darles lo que el Congreso les da. De allí las traiciones, las divisiones y su debilitamiento.
Además, el proyecto TODOS, no funcionó porque dos diputados que integraron como secretarios adjuntos, representaban a financistas. Uno de ellos, el financista que negoció con los verdes. Otros dos secretarios adjuntos representaban a dos futuros financistas con oferta de sostener el partido mientras llegaba la campaña. Aunado, un Secretario General con mi apellido, pero sin ser parientes, joven y supuestamente dispuesto a dejarse guiar y hacer las cosas bien. Y 2 años después, cerca de las elecciones todo cambió o simplemente tomó su curso al convertirse más de lo mismo.
De allí que la reforma del sistema es imperativa o los partidos seguirán siendo simples vehículos para llegar al Congreso; con secretarios generales que siguen siendo candidatos a la presidencia o a diputados, con dineros que dan lugar al financiamiento ilícito, ahora establecido como no reportado.
Es necesario recordar, que a esto último se le llamó el pecado original de nuestra democracia.