Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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En el denodado esfuerzo que hacen para que se termine eligiendo rápidamente a los magistrados que ya pactaron con Gustavo Alejos, sabiendo que en la operación estaba incluida la aplanadora oficialista del Congreso de la República que tiene un poco más del mínimo de ochenta votos que se requieren, evidentemente ya no saben ni que decir. Ayer el CACIF, al hacer la presentación de su idea de transparencia e integridad en el ejercicio de la función pública, lo cual requiere obviamente instituciones comprometidas con esos fines y jamás con el tema de la impunidad, no salieron de su reiterado discurso de que hay que elegir cuanto antes a los magistrados postulados por las dos comisiones que ya enviaron sus listados al Congreso.

Y mezclando torpemente el cebo con la manteca, usaron el símil de Mario Estrada para justificar su argumento, diciendo que suspender la elección de magistrados por lo que pasó con Alejos es como que se hubiera suspendido la elección presidencial última por lo que la DEA descubrió del jalapaneco que, junto a Jimmy Morales, comieron gallina con loroco departiendo con supuestos miembros del Cártel de Sinaloa.

La situación de Mario Estrada lo involucró a él y a su partido en negociaciones no solo para que el narco financiara su campaña sino para que mataran a sus adversarios. Hasta donde se sabe no invitó a los miembros de los otros partidos para que se sumaran a su negociación y se limitó a pedir a Jimmy Morales que le ayudara. En el caso de Alejos, en cambio, durante todo el proceso de las postulaciones compró voluntades y conciencias para alinear a suficientes postuladores para tener control de los votos en las dos comisiones. Asegurado ese primer paso, fue citando uno a uno a los aspirantes para negociar su compromiso con la impunidad y cómo deberían actuar una vez electos para beneficiar a todos los que fueron señalados por la CICIG y el anterior Ministerio Público, tanto los que están presos como los que han logrado medidas sustitutivas en temas como el del financiamiento electoral ilícito.

Y para poner la tapa al pomo, articuló la aplanadora en el Congreso de la República donde, según denuncian los de la UNE, corrió abundante plata para los votos necesarios para elegir a la Junta Directiva. Imagine el lector cuánto más habrá de correr para que los postulados ya escogidos por Alejos sean los electos y de esa manera quede bajo absoluto control TODO el Sistema de Justicia.

Cuesta creer que haya alguien que crea que fue una genialidad y una gran ocurrencia usar el caso Estrada para justificar su urgencia para elegir a los magistrados. Llega uno a pensar si será que son o se hacen, puesto que uno puede ver falacias frecuentemente en el debate político, pero no es común ver ocurrencias tan sacadas de la bolsa.

Lo que pasa es que es mucha la necesidad que tienen de magistrados afines y al verse sorprendidos por el amparo de doña Consuelo, quedaron tan aturdidos que ya no saben ni lo que dicen.

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