Arlena D. Cifuentes Oliva
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Los estados de prevención establecidos por el presidente Giammattei, las reformas a la ley que modifica el funcionamiento de las oenegés que persigue según varios analistas frenar la libertad de asociación, y por ende de movilización, entre otros; cuyo argumento de quienes la impulsaron se basó en la necesidad de fiscalizar su desempeño son los temas de moda, que ocupan la atención “pública” -habrá que definir quienes la integran-. El poder y argucia de Gustavo Alejos y sus negociaciones con los diputados; los nuevos hallazgos, su oficina montada en la zona 2 con fachada de hospital, y la viciada elección de magistrados nos tiene ocupados -entre dimes y diretes- muy entretenidos en lo que se sucede a nivel nacional. Pasamos de un tema a otro y en ninguno aterrizamos ni verdaderamente influimos. Sin darnos cuenta también somos utilizados, -como lo he dicho antes- como parte de la estrategia definida por aquellos a quienes conviene, y cuyos intereses trascienden nuestro pequeño mundo.

De nuevo el tema del día recibe toda la atención mediática engavetándose o pasando a un segundo plano los problemas que también son prioritarios. Por ejemplo, hemos dejado en el olvido la sobrevaloración de los precios de los medicamentos; la orden de captura en contra del exministro Soto tiene un bajo perfil siendo él no el único implicado, cuyas investigaciones deben trascender a los negocios en la fabricación de fármacos y otros en el campo del mercantilismo en la medicina. Oficio inescrupuloso desde todo punto de vista. Los cinco préstamos millonarios que Jimmy Morales realizó y por los cuales hemos venido pagando intereses no habiendo sido ejecutados no tuvieron la atención debida pasando al olvido y al cúmulo de gracias y piruetas realizadas por el Sr. Morales. Entre ellos, un préstamo que otorgó el BIRF por cien millones de dólares los cuales estaban destinados a la prevención de la desnutrición crónica. ¿Qué piensa el lector, no sería pertinente hacer caer todo el peso de la ley por cada muerte causada por la desnutrición crónica? Pero, a quien verdaderamente le importa. La respuesta es dolorosa, en el fondo creo que a nadie. Hay algunos, que, como yo, no me atrevo a decir muchos, anhelamos la puesta en marcha de una investigación seria que incluya a todos los personajes relacionados con este tema y otros. Estamos en todo y no estamos en nada, no le damos el seguimiento apropiado a los temas de interés nacional.

Todo lo vemos con una actitud de indiferencia -dejar hacer dejar pasar- lo único que hace falta es que celebremos cada acto irresponsable de los diferentes gobiernos y funcionarios públicos. No existe interés alguno de parte de los habitantes sobre los agobiantes problemas, como los abusos que a diario salen a luz y que pudiesen generar cierto grado de reacción o indignación, pareciera que con la indiferencia obtienen el beneplácito del pueblo.

Se me ocurre generar un esfuerzo en donde participen columnistas de los diferentes medios de comunicación que en un primer momento puedan intercambiar opiniones y establecer algunos mecanismos para abordar los problemas álgidos, se trata de no echar en el olvido la temática prioritaria. Dejando de lado la confrontación ideológica, de intereses y sin tintes protagónicos. Un esfuerzo serio que no nos aparte de lo fundamental. Seguramente, un grupo multidisciplinario tendría mucho que aportar, coadyuvando a que la población cuente con información fidedigna y de fácil comprensión. Hay mucho por hacer, demostrado está que al pueblo mientras no le afecte directamente nada de lo que suceda le interesa. El nivel de escolaridad como lo he expresado muchas veces nada tiene que ver con ese desinterés. Realizar el intento de intercambiar ideas y establecer una red que permita discernir y orientar es indispensable, tanto en el plano nacional como en el internacional determinado por el nuevo orden mundial.

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