Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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El fin de semana pasado realizamos con mi familia un viaje a la costa sur del país, específicamente al municipio de Génova del departamento de Quetzaltenango. El viaje fue muy entretenido y nos brindó la oportunidad a mi esposa y a mí de enseñarle a nuestro hijo la realidad del área rural guatemalteca, algo muy diferente a lo que él está acostumbrado a ver en la ciudad capital.

Parte de lo que nos tocó ver, y por eso titulo de esta forma mi columna, fue la irresponsabilidad e impericia de los choferes de buses de transporte extraurbano de pasajeros. Hay tramos en la carretera CA-2, que es la carretera que va desde Escuintla hacia la frontera de Tecún Umán, que aún son de un solo carril, ya que el proyecto de volverla de dos carriles aún no ha sido finalizado. Pues resulta que los pilotos de transporte extraurbano de pasajeros, principalmente, al toparse con colas en los tramos de un solo carril, y haciendo gala de una descomunal estupidez, rebasaban en contra de la vía sin el menor rubor, obligando a que quienes conducían sobre su carril, automóviles y motocicletas, tuvieran que salirse del camino si no querían ser literalmente arrollados por los buses que eran conducidos por homicidas (sin pecar de extremista en el calificativo). También llamaba la atención ver que los distintos agentes de las policías municipales de tránsito locales y de PROVIAL, ni se inmutaban al ver los buses conducir en contra de la vía (acción ilegal a todas luces) y poniendo en peligro la vida de peatones, conductores, y los mismos pasajeros de dichos autobuses.

Resulta irónico cuando uno lee en los distintos medios las declaraciones de directores de las federaciones y cámaras de transportistas de Guatemala, quejándose cuando el gobierno les quiere imponer mayores controles. He leído estupideces monumentales, llegando al extremo de que un directivo de una de las cámaras se refirió como “el gerente de la unidad” al piloto de un autobús de pasajeros que provocó un accidente mortal, intentando minimizar la responsabilidad del propietario del bus y buscando endosarle la totalidad de la culpa del accidente al piloto. Y si bien es cierto que el piloto tiene la culpa en un accidente, pues él es quien conduce la unidad, el propietario de la unidad también debe tener responsabilidad penal (no solo civil) de los percances que ocasionen sus unidades. De esta forma se asegura que, a la hora de buscar un piloto, el propietario tome todas las medidas necesarias para buscar a una persona responsable, experimentada y mentalmente equilibrada para conducir sus unidades.

Cada vez que una persona se sube a un autobús, conduce (o inclusive camina) en una ruta donde pasan buses de transporte extraurbano, pone en riesgo su vida, debido a la estupidez, impericia e irresponsabilidad de quienes los conducen. Esto es cierto y basta con salir a cualquiera de nuestras carreteras para comprobarlo. En la medida en que nuestras autoridades ejerzan presión para que los dueños de las unidades de transporte extraurbano mejoren sus procesos de selección y contratación de pilotos, lograremos evitar accidentes y tragedias, provocadas por homicidas al volante.

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