Por Jorge Santos
El nombre del Partido Político que llevó al actual presidente de la República al Organismo Ejecutivo es el de Vamos y su principal lema fue el de “por una Guatemala diferente”. Este mismo Partido Político llevó a 17 personas al Congreso de la República. A pesar de haber participado en 2 procesos electorales previos y haber contado con 6 meses de transición, pareciera que tanto el Presidente, su gabinete de Ministros y su Bancada llegan a improvisar y a tomar una serie de decisiones de lo más desacertadas.
Rodeado de militares implicados en graves violaciones de derechos humanos o en golpes de Estado, otros miembros de la oligarquía guatemalteca aquella que financió el Genocidio y quienes han formado la institucionalidad pública a su imagen y semejanza, es decir para el saqueo y la generación de privilegios e impunidad. Su bancada, la segunda más grande en el Congreso de la República se ha adherido desde el principio a la renovación del Pacto de Corruptos. Con el objetivo de alcanzar la presidencia de la Junta Directiva esta estructura partidaria, negoció impunidad con algunos diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza, transó Felipe Alejos operador político de los presos del Mariscal Zavala, en particular de Gustavo Alejos, pactó con diputadas por Huehuetenango, aparentemente con fuertes vínculos con el crimen organizado y por supuesto que optó por ser respaldo por abogados de Genocidas y por el fanatismo religioso. De este tamaño calaña, es la Junta Directiva del Congreso que preside el partido político del Presidente de la República.
Es evidente que existe una articulación del Pacto de Corruptos renovado, en donde el Partido Político Vamos es una pieza central en cuanto a seguir órdenes se refiere. A los pocos días el populismo y la transa se fue haciendo evidente. Conferencias de prensa para anunciar la evidente corrupción del nefasto gobierno anterior, pero sin denuncias que las sustenten, aparentes destituciones de embajadores nombrados a última hora, sin que surtieran efecto y el ilegal nombramiento de contratistas del Estado en varios ministerios y secretarías. A lo anterior hay que sumar la imposición de Estados de Prevención de 6 días, con nulos o pobres resultados. Es decir, mucho ladra el que poco muerde.
Lo único que si está cumpliendo a cabalidad es brindar privilegios a sus financistas. Propuestas de ley que benefician al capital privado, hasta por 100 años. La decisión de declarar la supuesta llegada del Estado al norte de Huehuetenango, sin que a la fecha se vean acciones tendientes a garantizar el desarrollo, pero si la criminalización y más represión. Pero lo peor está por venir, ayer su partido político, al cual pertenece el Presidente del Congreso, de una manera amañada aprobó las reformas a la Ley de ONG, convirtiéndonos en una sociedad similar a otros países autoritarios como Nicaragua u Honduras. En resumen, en un mes exacto del “nuevo” Gobierno, estamos tomando una senda distinta a ser otra Guatemala y por supuesto que Vamos, pero hacia atrás.