Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Para nadie es secreto que el proceso de elección de magistrados le paró los pelos a Washington cuando se enteraron que había algunos que estaban solicitando, como condición dentro del paquete de elección, que ya no se autorizara ninguna extradición por temas de narcotráfico.
Pretendían que se retrasara todo para que llegara hasta la Corte de Constitucionalidad (CC) y decían, para cuando conozca la CC los nuevos casos ya estaremos en el 2021 y por tanto habrá nuevos magistrados, a los que también haremos del círculo de impunidad, decían.
Y ahora que vemos que la aplanadora del Congreso, ajustada de votos, pero con lo necesario para avanzar, está conformada con una pieza clave como la UCN de Mario Estrada y que al menos 13 partidos se han aliado -sin mucha pena- con los pupilos de quien hoy es un condenado a 15 años en Estados Unidos por temas de narcotráfico, la cosa se complica aún más.
Soy de los primeros que Guatemala demanda que miremos al futuro para tender puentes y construir relaciones que nos permitan generar una tercera vía, pero no por eso podemos dejar de ver -ni se borra- la realidad y la forma en la que están fraguando unas Cortes de impunidad o incluso, como ha pasado en otros países, Cortes penetradas hasta lo más profundo por el crimen.
El presidente Alejandro Giammattei tiene una decisión que tomar porque si su partido sigue pegado a la UCN de Mario Estrada, buena parte de su discurso del 14 a las 19 horas se viene abajo porque uno no puede combatir los vicios, cuando se está aliado a ellos.
Quizá sin darse cuenta, Sandra Torres, Gustavo Alejos y el mandatario terminaron en el mismo barco porque fueron los votos de la UNE los que le dieron la directiva del Congreso y Giammattei no se puede olvidar que la gente demanda de él que guíe el rumbo distinto para que juntos podamos construir una Guatemala alejada de las ataduras de la corrupción, la impunidad, las influencias y la cooptación.
Si una pieza clave de quienes elegirán magistrados es un partido cuyo dueño quería nutrir con dinero del narcotráfico su campaña y su mismo partido, ¿qué podemos esperar de la elección de magistrados?
Si otra pieza clave de esa alianza es un partido que le opera a Gustavo Alejos -quien tiene una sucursal de operación en el Mariscal Zavala- ¿podemos creer que vienen Cortes independientes?
Si hay un partido que hace suponer que se están tirando los platos y se llaman traidores, pero todos tienen la cola machucada, su lideresa ya estuvo en la cárcel y tuvieron que incidir en magistrados y jueces para sacarla del tambo (antes de “pelearse”), ¿será que van a querer elegir magistrados probos?
Y así podemos seguir con el resto de la alianza. Parar esta mafia para la elección de Cortes se ve imposible, pero asegurarnos que estas sean las últimas Cortes de impunidad sí depende de nosotros y en eso, el “líder de la unidad nacional” según la Carta Magna, podría y debería jugar un papel fundamental si deseamos un rumbo diferente.
La elección de las Cortes por la unión de las mafias, de las narcomafias y el cuello blanco, es un terrible problema para Guatemala que nos afectará económicamente y por eso, dependerá de nuestra habilidad para tejer hacia el futuro para evitar que esta película que vemos, se convierta en nuestro futuro vitalicio.