Lorena Loarca

post author

Por Lorena Loarca

El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano y está dividido en cuatro secciones de diferente tamaño. En promedio un hígado normal humano puede pesar 1500 g, constituyendo aproximadamente el 2% del peso de la persona. En los seres humanos está localizado en el cuadrante superior derecho del abdomen, por debajo del diafragma, siendo protegido por las costillas.

Este órgano es una máquina humana sin comparación, ya que realiza más de 500 funciones y tiene la capacidad de regenerarse. Lo cual significa que a través de cirugía se puede remover una parte del mismo que esté dañada y el resto del órgano sano crece hasta alcanzar su tamaño normal. En un artículo publicado en la revista Digestive Surgery, el doctor Iacono reportó que es posible resectar entre el 20 al 30% de un hígado normal sin comprometer sus funciones.

Entre sus funciones principales, cabe mencionar el de limpiar la sangre proveniente del sistema digestivo antes de pasar al resto del cuerpo. También quita y excreta desechos alterando las toxinas provenientes de drogas u otras sustancias tóxicas para que puedan ser expulsadas en la orina por medio de los riñones. Asimismo, sintetiza proteínas importantes en la coagulación de la sangre y produce la bilis que es utilizada en el intestino delgado después de cada comida como detergente de grasas. Se dice que el hígado es nuestro centro de almacenaje de vitaminas, minerales y azúcares.

El hígado puede ser afectado por agentes tóxicos como el alcohol cuando son consumidos en exceso, así como por virus, bacterias y parásitos. Ellos ocasionan daño e inflamación, lo que se conoce como hepatitis. En su intento de restaurar las áreas afectadas, se activa un sistema de reparación; que es similar a cuando hay una herida en la piel en la que se forma una “costra” que cae cuando la herida ha quedado totalmente sanada. Si el daño en el hígado es agudo, normalmente las áreas afectadas son recompuestas. Sin embargo, cuando las lesiones ocurren frecuentemente, se dice que hay una enfermedad crónica del hígado y el sistema de reparación se mantiene constantemente activado. En estas lesiones se forman cicatrices, o fibrosis. La crónica cicatrización del hígado resulta en el endurecimiento del mismo, comprometiendo sus funciones y su arquitectura, proceso que se conoce como cirrosis. Una persona con cirrosis, tiene altas posibilidades de desarrollar cáncer del hígado.

Entre las enfermedades más comunes que afectan a este órgano están: la hepatitis viral causada por los virus de la hepatitis A, B y C. El virus de la hepatitis A, por lo general causa una enfermedad aguda que generalmente se resuelve sin consecuencias a largo plazo. Los virus de la hepatitis B y C, sin embargo, pueden causar enfermedad del hígado crónica que en algunos casos progresa a cirrosis, cáncer y hasta la muerte. Existe una vacuna muy eficaz que previene la infección de hepatitis B. Es importante mencionar que el consumo excesivo de alcohol y la obesidad, también son causantes de cirrosis.

Artículo anteriorOjo con las reformas de la Ley Electoral y de Partidos Políticos
Artículo siguienteLa aplanadora oficialista en marcha