Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82
Agobiados por el efecto que había tenido en El Salvador la presidencia de Nayib Bukele, los partidos FMNL y ARENA trataron de ahogar al mandatario vecino en la Asamblea Legislativa y de esa forma intentar bloquear algunas de sus medidas que gozaban del apoyo ciudadano.
No obstante, el fin de semana y en medio de la frustración que le conllevaba no poder tener un préstamo que Bukele ha demandado para retomar lo que él llama el control territorial, el político de la alianza GANA optó por una medida que, además de significar un manotazo, terminó victimizando a un desprestigiado Congreso.
Bukele, entusiasmado por la forma en que sus órdenes de Twitter se cumplían como un reality show, se entusiasmó demasiado con el poder y utilizó a las fuerzas armadas cuando bastaba saber canalizar la frustración de un pueblo que cada vez más empieza a darse cuenta en dónde están los vicios de la cooptación y las defensas de un sistema corrupto.
La Sala de lo Constitucional se pronunció y le paró la mano a Bukele, que contestó: “El sistema se autoprotege. Y así, es como las cosas siguieron igual” y en otro tuit dijo: “… Por más resoluciones que emitan. Sabemos que van a tratar de proteger al sistema. Estamos dispuestos a dar todo, incluso este cargo que, como la misma vida, es prestado”.
El Presidente salvadoreño está viviendo en carne propia lo que en nuestros países significa la cooptación de las instituciones. Usar al Ejército no es la solución, pero su error tampoco debe invisibilizar lo que ha venido sucediendo con Congresos corruptos que utilizan su “poder” para chantajear cual vil marera y/o extorsionistas.
Saber usar el poder para lograr la “insurrección” en la gente es una tarea fina, pero posible si al final del día alguien, con más cabeza que hígado, logra ejercer el poder como un estadista que comprende los entretelones del poder.
Y dicho todo lo anterior, nunca entendí como Alejandro Giammattei se prestó a negociar con las mafias del Congreso y cómo se vio beneficiado de gente como Gustavo y Felipe Alejos que supieron usar a Sandra Torres, la UCN de Mario Estrada y otro montón de gente que han sido defensores del sistema y usuarios del poder paralelo.
Hay que ser optimistas en la vida, ver para adelante y tender puentes, pero eso no pelea con el realismo. Ver el futuro con algún dejo de esperanza no elimina los vicios o los hace menos complicados y creo que en medio de algunos aciertos, ese ha sido un error de un Presidente al que le vendieron que tener el control de la Junta Directiva le iba a permitir gobernar, cuando en realidad lo que hará es encarecerle los votos porque el que cede una vez debe hacerlo para siempre.
Bukele y Giammattei tienen la oportunidad de desnudar la podredumbre para que el pueblo los apoye en las reformas que se necesitan para que la “institucionalidad” que ha sido secuestrada desde hace mucho, deje de ser la mejor excusa y defensa de un sistema corrupto.
Los dos han tenido salidas en falso en el tema del Congreso, al punto que lo victimizaron o lo convalidaron, pero nunca es tarde para enderezar el rumbo. Que les ganen la partida unos Congresos tan desprestigiados, sería la peor condena para nuestros países y para nuestra gente.