Mario Alberto Carrera
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Todas estas preguntas ¡y más! nos hacíamos los buenos y pazguatos guatemaltecos ¡(los que ignoran qué es una Beretta o una Glock)! y que tranquilos como las ovejas del buen Señor no desean las cosas ni las mujeres ajenas y el fin de mes (cuando pagan una miseria) invitan a la familia a una MAC cenita y, a la noche/noche, el palito de ley porque los patojos no dejan cumplir con la orden axiomática del Creador de “Creced y multiplicaos”, en cualquiera de las residencias de las Limonadas o de los asentamientos que no sé por qué no se muestra a los turistas con gran orgullo de la ciudadanía como original arquitectura.
El Ejército (dice la nigromante Constitución, Artículo 244) “es una institución destinada a mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio, la paz y la seguridad interior y exterior”, el resto del artículo es literatura.
Todo iba re bien redactado, usté, hasta que en la última línea cae, el 244, en una contradicción medio dilema, paradoja o antinomia (escoja usté) y sobre todo se pasa llevando una ley clásica en Filosofía asentada por Aristóteles –pero usada por filósofos pre y post socráticos–: “nada puede ser y no ser simultáneamente”: humilde, sencilla, pero autora de muchos libros.
Quienes redactaron este Articulito 244, sajaron también grave ofensa a aquel intento de ordenar el pensamiento humano. Y en el fondo es muy sencillo: usted no puede ser y no ser un policía y un militar al mismo tiempo ¿un milipoli? No puede en un barco que es una unidad cerrada en alta mar, desempeñarse como flamante cocinero del Ritz y Capitán de la altiva nave. Los seis mil nuevos reclutados ¿serán miembros de la Policía y del Ejército a la vez? Y no lo pregunto en plan del Chavo del Ocho u Hombre en la Luna sino con seriedad porque en otro tiempo se le dijo a Black Pitahaya que a lo mejor el Ejército era muy numeroso y no hacía nada y “el pasmado” aseguró que había mandado al Ejército a hacer carreteras y no sé qué más. El Ejército a hacer zanjas para carreteras y los policías a hacer paradillas en las esquinas para regocijo del pueblo. Mi madre decía: cada cosa en su lugar y cada lugar en su cosa, ella entendía a Aristóteles como podía, pero la cocina la mantenía más en orden que un Mariscal Zavala.
Lo que se puede analizar en Giammattei y en el discurso precisamente donde recibió las insignias de comandante general del Ejército, porque este, de Giammattei, cual el anterior Gobierno –y el de Cerezo– (Cerezo temblaba ante el general Gramajo) son, han sido y serán dictaduras militares, fascistas, nazis, autoritarias –burladoras de los derechos humanos– porque es el Ejército el que mandará –con la Oli– y punto en boca. Con todas las maromas que se hicieron en el 2019 evitando que tres señoras llegaran a competir por la Presidencia, la cosa pinta, además, muy mal porque indudablemente habría de triunfar –gracias a las vueltas y revueltas de Houdini– una troupe machista, en contra de la igualdad de géneros y etnias y sobre todo excluyente a morir.