Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
De vez en cuando, emociones como la alegría, la tristeza y el enojo, nos sacuden y disipan nuestra calma. Y cuando perdemos la calma en ocasiones consideramos que es una clase de agresión que la vida nos ofrenda. Sin embargo, si siempre permaneciéramos en calma, también nos quejaríamos del aburrimiento.
No sé qué es más difícil, vivir en aburrimiento, o tener oleajes constantes de sentires profundos que nos quitan la calma. La vida se encuentra en un perenne devenir. Y cuando no estamos en disposición de vivirla nos rendimos fácilmente ante los pequeños y grandes apuros, tristezas y malestares que nos corresponde enfrentar.
A veces nos toca comenzar de nuevo aún con miedo o enojo y así traspasar esos oleajes que nos quitan la calma. Y es en ese tiempo que nos hacemos presentes y también que la existencia se hace presente. Es en ese momento en que surge el coraje y también la esperanza que nos solicitan un mayor esfuerzo para afrontar distintos acontecimientos. Para llegar a la calma y luego a la incertidumbre y otra vez, a la falta de calma, para nuevamente comenzar.
En ello consiste la prueba de aún estar vivos y con ella, el necesitar esforzarnos por alcanzar deseos y sueños, así como, responder ante necesidades. Puede ser, que ante algunas mareas sintamos ahogarnos y no salir a flote. Por más esfuerzo que pongamos para hacerlo, y a veces, necesitemos ir con o contra la corriente para lograr sobrevivir. Y ya con la sobrevida tomar la decisión de ir más allá y pretender vivir.
Creo que, si la vida no nos presentara dificultades, caeríamos también en un estado de desasosiego por vivir en el aburrimiento. Y que cada quien decide como pretende vivir su existencia.