Durante siglos, el tema de la prisión preventiva no estuvo en el radar de la opinión pública que se expresa en los medios y a nadie le importaba un pepino cuánto tiempo pasaban en esa condición los sindicados a lo largo de los prolongados procesos judiciales que caracterizan, desde siempre, nuestro Sistema de Justicia. Al fin y al cabo, tampoco se hablaba de la presunción de inocencia cuando los detenidos eran gente del lumpen social, mucho menos se iba a debatir sobre sí cabe o no que los acusados vayan a prisión preventiva o sobre las causas para que un juzgador dictara o no una medida de tal naturaleza.
Pero en el marco de la lucha contra la impunidad y la corrupción aparecieron por primera vez los crímenes de cuello blanco que en Guatemala, lejos de ser castigados, eran aplaudidos porque se veían como signo de astucia y capacidad en un mundo que valora el éxito por el tamaño de la billetera sin que tenga la menor importancia cómo fue que se alimentó. Y al caer uno tras otro varios de los que han ordeñado la vaca alimentándose con el producto o los privilegios que produce la teta del Estado, súbitamente el tema de la presunción de inocencia se volvió viral, como ahora se dice, no digamos el de la prisión preventiva, escuchándose por primera vez en nuestra vida pública la idea de que “se abusa de la prisión preventiva” encerrando “injustamente” a los sindicados.
Esta semana le fue removido el derecho de antejuicio al diputado Armando Escribá en el contexto del proceso del caso conocido como Construcción y Corrupción, luego de haber entrampado durante mucho tiempo la causa mediante las ya archiconocidas argucias legales que usan para evitar que se llegue a la resolución final. Se le dictó arraigo para evitar que se fugara y presentó su pasaporte por medio de su abogado, lo que daba a entender que estaba presto a someterse a la justicia para diligenciar su caso.
Pero cuando la Fiscalía y la PNC trataron de ejecutar una orden de captura en su contra, dictada por el juzgado que lleva el caso de Construcción y Corrupción, el diputado no pudo ser localizado en los lugares registrados como sitios para ser ubicado. En otras palabras tras comparecer el día anterior a la Torre de Tribunales, se esfumó.
Precisamente para evitar que se hagan humo los sindicados es que existe, entre otras cosas, la prisión preventiva. Hoy Escribá puede estar activo eliminando pruebas en su contra o simplemente siguiendo los pasos de Sinibaldi, Archila y un larguísimo etcétera.