Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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En cinco días finalizará el gobierno del comediante Jimmy Morales (¡al fin!), calificado por la mayoría de las y los columnistas de Opinión en medios escritos, indistintamente de su afinidad ideológica, como el peor de la historia del país. Me incluyo en la lista.

Quiero centrarme en tres temas que no fueron abordados por nuestro incompetente Presidente y su impresentable y arrogante equipo ministerial con la seriedad que ameritaban.

El primer tema es la desnutrición crónica infantil. Uno de cada dos niños en nuestro país padece de esta deficiencia nutricional y a consecuencia de ello no podrán desarrollar por completo sus habilidades físicas y cognitivas por el resto de su vida, condición que les pondrá en desventaja respecto a quienes no padecieron de dicha afección. Nuestro gobierno no hizo nada, absolutamente nada al respecto. Es un acto inhumano. Leí en un medio electrónico que nuestro presumido Presidente alardeaba sobre nuestro “bono demográfico”, sin reparar (o entender) que con la mitad de nuestra población subnutrida se complica el aprovechamiento de esta ventana, ya que se necesita de mano de obra calificada para potenciar este bono. Haciendo gala de zafiedad, hizo referencia a los casos de Corea y Chile, que si contaban con abundante mano de obra calificada en su momento.

El segundo tema es el abandono al migrante. Al aceptar firmar con los Estados Unidos un Acuerdo de Tercer País Seguro (aunque se empecinen en llamarle “acuerdo migratorio” y del cual aún se desconocen sus anexos), sin negociar para nuestros connacionales tan siquiera un TPS para evitar su inminente deportación, nuestro mandatario traicionó vilmente a un grupo de guatemaltecos que no solo han arriesgado sus vidas para llegar a los Estados Unidos, sino que han sido parte toral de nuestra economía con el envío de remesas a sus familiares. Estoy seguro de que, en su discurso de despedida, haciendo gala de su característica petulancia, nuestro mandatario alardeará sobre el crecimiento económico del país, sin atinar que más de un tercio del mismo proviene del incremento anual de las remesas que envían los millones de migrantes, a quienes alevosamente traicionó con la firma del acuerdo de marras. Nota aparte se merece el cínico comportamiento de la Ministra de Relaciones Exteriores en su visita a los centros de detención de migrantes, donde según ella (y solamente ella), nuestros connacionales reciben un buen trato, ¡a pesar de que varios niños ya murieron en los mismos!

El tercer punto es el abandono de la lucha contra la corrupción. De todos es sabido que los dos puntos anteriores fueron totalmente abandonados por nuestro Presidente y su equipo para enfocar todos sus esfuerzos en expulsar del país a la CICIG y a Iván Velásquez y frenar así los avances que se habían logrado contra la corrupción. La prueba más clara y fehaciente de que para este gobierno la corrupción no ha sido una prioridad, es que nunca existió un plan alternativo para continuar con esta lucha.

Y si el doctor Giammattei pretende hacer una Presidencia medianamente digna, debe abordar con la debida seriedad los tres puntos anteriores, como mínimo. El 14 a las 14, la pelota queda en su lado.

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