Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

La frustración de los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos es evidente al no haber logrado beneficio alguno ante el gobierno de Donald Trump; ellos aportan a nuestro país cada año el 11% del Producto Interno Bruto y a pesar de la política antimigrante estadounidense, cerca de unas mil personas compran diariamente pasaporte para huir de Guatemala, lo que indica el deterioro social y económico como motivo principal para emigrar.

El mayor número de denuncias recibidas por el Ministerio Público son por violencia contra la mujer que constituye el 58% y otro de los delitos más denunciados es el robo de celulares. La corrupción es la mayor causa de muerte en las carreteras (exceso de velocidad, llantas lisas, pilotos inexpertos e irresponsabilidad de la Dirección General de Transportes al no efectuar las revisiones del transporte pesado).

La venganza como política de gobierno se manifestó de manera evidente con los procesos de expulsión de CICIG, ahogamiento económico de la Procuraduría de Derechos Humanos, implementación de leyes que benefician a los delincuentes, licitaciones amañadas y toda clase de subterfugios usados como herramienta “legal” para asegurar el imperio de la corrupción en todos sus ámbitos; lo cual no permite construir una sociedad moderna con ese enfoque medieval.

No habrá desarrollo integral humano mientras el aparato estatal continúe favoreciendo los intereses de los terratenientes domésticos y empresas transnacionales que son los verdaderos dueños del país; la falta de una política agraria, no como dádiva mucho menos como limosna, que beneficie al sector campesino; salario mínimo congruente con el crecimiento de la actividad productiva, según indicadores del Banco de Guatemala (ingreso de divisas por remesas familiares).

Luego de que los diputados se recetaron reformas al Código Procesal Penal sobre la prisión preventiva, vienen a proponer la exoneración de obligatoriedad de rendición de cuentas y menos control de sus financistas, eliminar las sanciones a los tránsfugas ¡Qué vergüenza!

Se adelanta el ciclo escolar para cumplir supuestamente con 200 días de clases efectivas; como que con eso se va a mejorar la baja calidad con que se desarrollan las actividades docentes, el uso de textos diseñados en el extranjero para otra idiosincrasia y de ganancia, la pésima administración dirigida por personas desconocedoras de los problemas educativos en cada región del país. ¡Aliviados estamos!

SE DEBE EDUCAR A LA POBLACIÓN para que no tire basura en los tragantes ni en las playas, ríos y lagos; esa labor corresponde a las municipalidades; de hecho, somos un país sin educación higiénica pero magníficos para protestar cuando la basura produce estragos. Ese analfabetismo higiénico nos refleja, nos explica y al mismo tiempo nos deforma por generaciones.

La población seguirá creyendo en los políticos, sacerdotes, pastores y otros ministros religiosos que se especializan en prometer una vida digna y felicidad eterna con abundancia en los cielos, en contraposición a la vida misma que desde el nacimiento viene con pobreza, precariedades y violencia.

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