Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

El miércoles 27 de noviembre de 2019, en el Teatro Dick Smith, del IGA, se presentó la mundialmente conocida ópera “Il Campanello di notte”, de Gaetano Donnizzetti, una ópera bufa que ha dado vueltas alrededor del globo desde 1836, haciendo reír a todo el mundo. 180 años después, el Excelentísimo Señor Embajador, Doctor Edoardo Pucci, por medio de la Embajada de Italia la presenta por primera vez en Guatemala.

La historia en la que se basa la ópera ocurre en Nápoles. Es una entretenida ópera en un acto de Gaetano Donizetti: Es la boda de la joven y bella Serafina con Don Annibale Pistaccio, un anciano boticario. Esta unión desata la ira del primo y también pretendiente de ella, Enrico, quien promete venganza. Para ello, decide arruinar la noche de bodas aprovechándose de una ley que exige a los boticarios responder al llamado de la campanilla nocturna a toda hora. Presentándose disfrazado como petimetre francés, cantante disfónico y anciano con una receta fabulosamente extensa, Enrico se propondrá mantener separado a Don Annibale de su flamante esposa hasta la mañana siguiente, cuando el anciano novio deberá partir a un largo viaje.

Respecto al elenco, el barítono argentino Luciano Miotto, ha desarrollado el rol de Enrico (y los otros tres personajes interpretados de forma disfrazada) con hábil desenvoltura tanto en el plano escénico como en el vocal, regalando una interpretación de óptimo resultado.

El papel de Don Annibale Pistacchio, a cargo del bajobarítono italiano Eugenio Leggiadri Gallani, nos ha hecho recordar la gran tradición del bajo bufo con la claridad de las palabras y un canto muy bien colocado en la “máscara”, además de una mímica facial evidentemente expresiva.

El reparto de los cantantes se completaba con la divertida caracterización de los respectivos personajes: La costarricense Jacqueline Lamicq, Madama Rosa y el guatemalteco Álvaro Molina, Spiridione.

El director de orquesta Gabriel Paredes Gil, ha guiado el conjunto vocal e instrumental con seguridad en un variado y dinámico movimiento. Los músicos que conformaron la orquesta, todos jóvenes guatemaltecos, realizaron una labor esmeradamente profesional. Pusieron su corazón en las bellas interpretaciones para la ópera.

La hermosa escenografía de Oscar Soto, realizada por Giovanni Hernández, enseñaba el mar de Nápoles en donde se reflejaban el volcán Vesuvio y la ciudad de Nápoles al pie del volcán. La visión era sugestivamente crepuscular, mostrando las minúsculas luces de la ciudad.

La presentación de la ópera fue algo grandioso, elegante y cómico. No cabe duda que el esfuerzo del Dr. Pucci y la embajada de Italia para realizar su presentación fueron coronados con un rotundo éxito.

Al final, no quiero dejar de mencionar de nuevo a la reconocida Soprano guatemalteca, Alejandra Flores, en el rol de la bella Serafina, quien con su impecable técnica vocal ha sorprendido exitosamente al público guatemalteco y al público de varios países, de donde ha traído galardones de primer lugar para el orgullo de los guatemaltecos.

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