La expulsión de la CICIG la promovió el gobierno con sus aliados bajo el reclamo por respeto a la soberanía nacional y el rechazo a la intromisión extranjera en asuntos que debíamos decidir los guatemaltecos. Tras lo que explicó Trump de cómo fue que él logró forzar a los países centroamericanos a aceptar su imposición sobre los acuerdos migratorios que a Guatemala la convirtieron en un Tercer País Seguro, para recibir a personas de cualquier nacionalidad que solicitaran refugio en Estados Unidos, debemos entender la patraña del argumento de Morales y su corte de sinvergüenzas porque si algo hicieron fue ponerse abyectamente de culumbrón para terminar sometiendo a todo el país, insultado además, para que sirva a los intereses políticos del Presidente de Estados Unidos.
A diferencia con la CICIG, cuya presencia no sólo fue solicitada por los guatemaltecos sino aprobada por el Congreso, permitiendo así que se conocieran al detalle todos los alcances del acuerdo con Naciones Unidas, los acuerdos migratorios firmados por Degenhart permanecen en secreto y el Congreso no tuvo ni siquiera la oportunidad de conocer el contenido de los mismos, no digamos de sus anexos que, según el Wall Street Journal, permitirán que lleguen al país no sólo los migrantes de Honduras y El Salvador, sino también los de México, Brasil y de otras nacionalidades.
Los que gritaban frente a la sede de la CICIG su repudio a la intromisión extranjera son los mismos que ahora aplauden la vergonzosa entrega que se hizo de todo el país para los caprichos de un Trump que, de ajuste, se da el lujo de asegurar que todos los migrantes que llegan de esta parte del mundo son criminales peligrosos que llegan a poner en peligro a comunidades en todos los Estados Unidos violando mujeres, robando y cometiendo asesinatos, tal y como lo reiteró burdamente en el mitin de Michigan esta semana.
Vergüenza les debería dar a todos los que elogian al gobierno de Morales “por haber defendido la soberanía del país”. Mentirosos y farsantes porque la soberanía no les importa más que para usarla de pretexto para acabar con la lucha contra la corrupción en la que iban a terminar siendo atropellados por el peso de la justicia.
Paradoja es que sin el apoyo del mismo Trump y Pompeo, quienes se encargaron de apoyar la causa a favor de la corrupción encabezada por Morales, sus aliados y los titiriteros de siempre, no hubiera sido posible acabar con la CICIG, pero peor aun lo que ahora estamos viendo.