La razón por la que se detuvo la compra de los aviones argentinos que silenciosamente había adquirido el gobierno de Jimmy Morales fue el incumplimiento de los requisitos establecidos en la Ley para las compras del Estado, razón por la que, hasta la Contraloría de Cuentas, generalmente condescendiente con la corrupción, frenó la operación. Pues bien, el gobierno presentó una iniciativa de Ley para que el Congreso apruebe el convenio que se suscribió con la República de Argentina el pasado mes de noviembre, mismo que persigue que se concrete la negociación de los aviones Pampa III, evidenciando que se quiere hacer el negocio a como dé lugar.

Para que Morales logre su cometido hará falta que el Congreso programe sesiones extraordinarias ya sea para tratar de aprobarlo mediante las tres lecturas reglamentadas que demandarían 80 votos o hacerlo de urgencia con el voto de las dos terceras partes del total de diputados. De lo contrario el paquete con la iniciativa de ley quedaría para la próxima legislatura, que se verá presionada sin duda por la amenaza que hace Argentina de demandar a la República de Guatemala por incumplimiento, no obstante que el vicio estuvo en la forma en que se manejó la operación, ignorando los términos de nuestra legislación.

El pasado sábado analistas consultados dijeron que era en extremo sospechosa la necedad del gobierno en cuanto a esta negociación y manifestaron que esa insistencia eleva el nivel de la sospecha sobre las motivaciones del negocio, asumiendo que en el mismo hay gato encerrado por esa manera de actuar de Jimmy Morales y dada la ausencia de transparencia en la operación.

Evidentemente el capítulo no está cerrado y Guatemala tendrá que prepararse ante una demanda que ha sido ya anunciada por las autoridades argentinas que se quedaron burladas porque Morales y su gente no cumplieron con la ley y quisieron aprovecharse de que se trata de gastos militares para operar con todo secreto en una negociación millonaria. Según nuestras leyes las adquisiciones que se hacen en el extranjero tienen que cumplir con términos propios de una licitación internacional y no se puede actuar por capricho o necedad.

Pero es preciso insistir en que el responsable directo de todo este embrollo es el presidente Morales, quien hasta viajó a Argentina para concretar la negociación y se hizo fotografiar en la cabina de uno de los aviones que supuestamente ya había adquirido. Por fortuna en este caso las acciones de particulares exigiendo el cumplimiento de la ley valieron para detener la oscura negociación.

Redacción La Hora

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