El doctor Román Carlos es un reconocido y respetado profesional que en el ámbito médico destaca por su dedicación, conocimiento científico y responsabilidad, misma que le llevó a comentar un artículo de Gert Rosenthal sobre el escandaloso precio de los medicamentos en nuestro país en comparación con casi cualquier lugar del mundo. Y como resultado de ese comentario de Román, ha sido demandado penalmente por criticar a la industria farmacéutica de Guatemala que no solo lucra con esos precios desmedidos que afectan al particular, sino que además vende en condiciones realmente leoninas a las entidades del Estado cuyos funcionarios históricamente han lucrado con la compra de medicinas.
Y vale la pena agregar detalles a lo que dijo Román en cuanto a la desproporción de precios de los medicamentos en Guatemala. Hay que decir que Estados Unidos no se distingue precisamente por precios baratos en la medicina, tanto así que la industria farmacéutica es criticada cada cuatro años porque mantiene un constante cabildeo con los políticos, a los que financia, para impedir que se puedan establecer políticas para reducir a niveles normales y lógicos los precios, pero con todo y eso resulta más barato comprar allá medicamentos que hacerlo en Guatemala.
Ayer un miembro de mi familia fue diagnosticado con reflujo gástrico y le recetaron tomar Nexium de 20 miligramos para mejorar su condición. Una farmacia local lo vende, en “promo” según su sitio de internet, a 506.50 quetzales (65.78 dólares de Estados Unidos a un tipo de cambio de 7.70) en presentación de 28 tabletas, es decir un costo unitario, por pastilla, de 2.34 dólares. En Estados Unidos las mismas 28 dosis de Nexium cuestan 17.36 dólares, es decir cada pastilla a 0.62 centavos de dólar, casi una cuarta parte. (En EE. UU. el Nexium se vende en presentación de 42 cápsulas a US$25.99)
Se trata de una enorme diferencia de precios y eso tomando en cuenta que en Estados Unidos la mayoría de la gente tiene seguro médico que cubre los gastos en medicinas, mientras que en Guatemala es reducido el número de personas que disponen de seguros con tales características y por lo tanto el paciente tiene que desembolsar cantidades que resultan injustificadas desde cualquier punto de vista. Porque se trata exactamente del mismo producto, pero resulta que cuando el Estado es el promotor del encarecimiento para que sus funcionarios puedan repartirse una gran tajada con quienes participan en el negocio de la venta de medicamentos, es natural que se produzca esa desproporción que castiga a los consumidores.
Precisamente esa trágica realidad fue la que comentó en una columna periodística el doctor Román Carlos en pleno ejercicio del derecho a la libre emisión del pensamiento y cuestionó las razones por las cuales en Guatemala hemos llegado a esos insoportables extremos, apuntando cabalmente al tema de la corrupción que está subyacente en todo lo que tiene que ver con los precios de las medicinas, tanto en las farmacias como en las ventas al por mayor que se hacen al Estado.
Por supuesto que en nuestro podrido Sistema de Justicia, es natural que se haya dado trámite a la acción penal contra Román porque, al fin y al cabo, en este reino de la impunidad el pisto manda.