Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Cuando se vive en Guatemala y se tienen cosas positivas, pero también una gama de enormes problemas como la pobreza, la desnutrición, la marginación, la desigualdad, la marginación, la cooptación de la democracia, la operación paralela de la justicia, la incapacidad de una ejecución transparente, etc., etc., resulta increíble que haya quienes todo lo reducen a la ideología en lugar de entrarle de lleno a la problemática y sus soluciones. Se ponen una coraza para no ver y, peor aún, abordar la realidad.

“Las pasiones que desbordan” en algunos el tema ideológico no las ocasiona el ver y saber que nuestros niños mueren de hambre, que existe un subregistro en el tema de desnutrición ni que por décadas nos ha puesto una venda para ocultar la realidad y así evitar verdaderas decisiones que nos permitan enfrentar un trágico problema que causa dolor y marginación a miles de familias en el país.

Desde el 2015 alguien dijo que el sistema se iba a salvar porque los guatemaltecos no seríamos capaces de unirnos alrededor de acuerdos mínimos y luego encontraron en la exacerbación del tema ideológico las herramientas casi letales para una sociedad que no atina a encontrar esos mínimos.

La condición actual del Estado y sus demás componentes nos presenta un grave problema estructural para tener una economía que crezca al ritmo que necesitamos y que nos ayude a cerrar las brechas. La gente que usa la ideología como coraza lo sabe, pero por alguna extraña razón nunca hablan de esos retos y se quedan en las ramas, lo que además allana el camino a quienes desean seguir la fiesta del secuestro de nuestro sistema.

A partir de enero se nos abre una oportunidad a los guatemaltecos para que empecemos a construir alrededor de una agenda de país. He podido escuchar a 4 empresarios hablar del colapso del sistema y de la necesidad de reformas que nos permitan invertir en la gente para darles oportunidades y fortalecer mercados; a eso debemos sumar los deseos de quienes han tenido, durante más tiempo, una visión con claridad de nuestros retos y sus posibles soluciones.

Así como he dicho que debemos dejar a los radicales por un lado, debemos dejar al margen a algunos pobres diablos que solo de ideología saben hablar sin abordar los problemas de fondo. No es que hablen de cómo enfrentar la desnutrición (por mencionar un tema) desde su perspectiva ideológica. Es que simple y sencillamente no abordan nada de la desnutrición por estar anclados al pasado.

Los guatemaltecos tenemos la obligación de tomar grandes decisiones de país y si dejamos que algunos nos distraigan con sus traumas del pasado (entendibles en algunos casos) sin ver hacia el futuro, negaremos la oportunidad de empezar a construir una Guatemala más justa, incluyente e integral para todos.

Termina un año y un Gobierno que usó la ideología y sus alianzas con algunos preocupados para cimentar impunidad, pero la vida abre nuevas oportunidades y de los ciudadanos depende (más que de las autoridades entrantes) sentarnos en una mesa en la que podamos empezar a abordar los problemas y sus soluciones, antes de que sea muy tarde y la macroeconomía se empiece a resentir, lo que será una mezcla explosiva con la gente a la que hemos dejado atrás.

Temas como la justicia no admiten ideología. La deficiencia de jueces (son 17 por cada 100 mil), en Guatemala tenemos solo 6, no tiene nada que ver con la ideología (si con la cooptación inicial del sistema) y de eso debemos empezar a discutir si queremos un Estado de Derecho real que permita tener una economía que nos ayude a cerrar las brechas.

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