Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Las remesas en Guatemala nos siguen poniendo en los ojos una enorme venda que no nos permite ver que el consumo en nuestra economía está potenciado por el trabajo de quienes, desde Estados Unidos, no se dan por vencidos y envían dinero a sus familias intentando cambiarles su realidad.
Siempre he dicho que la migración y las remesas han generado un círculo vicioso: la gente migra, trabaja, manda remesas, aquí recibimos su dinero y, como hay consumo de bienes y servicios, nunca enfrentamos la causas estructurales que generan migración porque habiendo dinero en el mercado, estamos muy cómodos exportando gente generadora y por tanto no sentimos ninguna necesidad de cambio.
En Guatemala hay una clase media a la que le cuesta crecer y que se sostiene gracias a la empresarialidad de muchas personas, existen emprendedores hábiles y a muchos de ellos les hace falta operar en la formalidad, pero ni una cosa ni la otra termina siendo suficiente porque las brechas son enormes y ahí es donde las remesas juegan un papel fundamental.
Las condiciones para llegar a Estados Unidos cada vez son más complicadas, pero a pesar de ello, así como las remesas, cada vez se captura más gente en la frontera (la gente sigue migrando) y este año, así como crecieron las remesas, también lo hicieron los deportados lo que confirma que las cosas para llegar o permanecer allá no están fáciles.
Decir que solo Jimmy Morales ha olvidado a los migrantes sería injusto, pero sí es justo decir que nunca antes un Presidente había usado tanto a la comunidad migrante y le había sacado tanto dinero y por eso es que les dolió más cuando el mandatario los dejó tirados y fue a entregarlos pensando en negociar todo tipo de impunidad sin siquiera pelear por mejores condiciones para nuestros compatriotas.
Si en Guatemala no tenemos la capacidad de ponernos de acuerdo para atacar los grandes vicios, quiere decir que nuestra principal apuesta económica es, sigue y seguirán siendo las remesas y eso no puede ser porque si en Estados Unidos pega algún tipo de recesión, aquí nos llevará la tristeza.
Para la gente que adora exacerbar la polarización y a la que le va mejor sin que alcancemos acuerdos mínimos, las remesas les permiten seguir en su absurda posición porque “argumentan” que los cambios que nos permitan un mejor futuro, no son necesarios o no deben ser tan inmediatos porque la economía está “sólida”.
Los que han leído Tiempos Recios y/o conocen la historia de este país, entienden el origen y consecuencias de esos brutales radicalismos de la “derecha” y la “izquierda”, mismos que muchos intentarán potenciar al máximo bajo el discurso de que en Guatemala se instalará el socialismo y eso nos generará mayores polarizaciones que terminarán siendo una amenaza y pasarán a afectar la economía.
Si íbamos a ser un Tercer País Seguro debimos haber vendido “caro·” ese proceso y una de las condiciones debió haber sido protección para nuestros migrantes, trabajando de la mano en las reformas que necesitamos implementar para que la gente deje de ver en el éxodo como la única puerta al desarrollo.
Este ha sido, es y será siempre un tema económico que no debemos ni podemos seguir postergando si de verdad queremos una Guatemala más justa, próspera, incluyente en la que, quien lo quiera hacer bien, no se la vea tan complicada.