Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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El título de esta columna podrá sonar a chairo, apelativo peyorativo que dan algunas personas que creen ser “derechistas”, pero que carecen de materia gris para siquiera entender que existen distintas corrientes de derecha que en el espectro ideológico y que algunas hasta son contradictorias entre sí. Por ejemplo, las políticas proteccionistas de Trump (derecha radical estadounidense) y la reducción de impuestos a ciertas empresas e individuos para “incentivar” la inversión, distan mucho (hasta son contrapuestas) de las ideas de libertad económica que plantea Ludwig Von Mises, por poner un ejemplo.

En los últimos meses hemos visto movimientos masivos de protesta en distintos países del subcontinente latinoamericano. Ciudadanos de Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia han salido a las calles a protestar contra sus respectivos gobiernos. Aunque existen columnistas de opinión con severas manifestaciones de ablepsia ideológica que intentan llevar agua a sus respectivos molinos y las tratan de ubicar en su lado (protestas en contra del sistema neoliberal, por ejemplo), el trasfondo real de las protestas y de lo que realmente estamos hartos los ciudadanos de a pie en Latinoamérica es de los abusos de nuestros gobernantes, sin importar su posición en el espectro ideológico. Dentro de estos abusos destaca la corrupción, manifiesta en el latrocinio y la concesión de privilegios económicos a los financistas del gobernante de turno, en detrimento de la capacidad del Estado para cumplir con sus funciones básicas en beneficio de la población en general.

He expresado públicamente mi admiración por el sistema chileno, que logró erradicar la desnutrición crónica en dicho país además de lograr crecimientos económicos importantes y sostenidos por varias décadas. Sigo admirando dicho sistema. Aun así, estos avances no han sido suficientes y claramente se hace necesario realizar cambios al modelo económico y social de Chile. En este caso cabe la aclaración de que, a partir de 1990, la izquierda ha gobernado Chile por 24 años. Por ello, la izquierda chilena es tan responsable de la crisis que viven hoy los ciudadanos chilenos como lo es el gobierno actual de Sebastián Piñera.

De tal cuenta que el deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de la población aunado a la falta de oportunidades de calidad, mientras unos cuantos, aferrados al poder, gozan de toda clase de privilegios, han sido los detonantes de estas manifestaciones, que cerca han estado, en algunos casos, de ser estallidos sociales. Esta situación debería ser tomada muy en cuenta por nuestras élites, que son quienes realmente manejan a nuestras autoridades, ya que su indiferencia ante los niveles de pobreza que tenemos puede ser la causa de un estallido social sin precedentes en la historia reciente de nuestro país. Situaciones similares son las que aprovechan caudillos megalómanos con discursos populistas, sin importar si son de izquierda o derecha, para llegar a las masas utilizando discursos vacíos de contenido, pero cargados de odio, que tocan las fibras más sensibles de una población harta de tanto abuso por parte de las autoridades ante la indolente permisividad, y en muchos casos complicidad, de las elites. Y luego no nos extrañemos encontrarnos en situaciones similares a las de Chile o, peor aún, de Venezuela.

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