Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El día de ayer un amigo me alertó de la entrevista que le habían hecho a Hugo Rodríguez, secretario adjunto para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y a Patrick Ventrell de INL (la agencia de Estados Unidos para la aplicación de la ley) y hay varias cosas a destacar empezando, primero, por sus declaraciones iniciales en las que hablaron de las sanciones a Alejandro Sinibaldi y su familia, al paso que recordaron las que impusieron a Blanca Stalling y su familia, entre muchas otras cosas.

Dijo Rodríguez que “Centroamérica sufre de percepciones de corrupción extendida”, así como que “no es ninguna sorpresa que la mayoría de gente en Centroamérica piense que la corrupción es penetrante”. Indicó que la corrupción socava la democracia y la confianza en los políticos y las instituciones.

Segundo, que la corrupción sofoca las economías porque cuando poderosos intereses capturan los recursos públicos para obtener beneficios personales, atentan contra los componentes económicos como la estabilidad financiera, inversión, servicios públicos y el ingreso disponible.

Y tercero, que la corrupción (que en Guatemala muchos solapan) le abre la puerta a la criminalidad que trasciende al tráfico de drogas y armas facilitando a las organizaciones a operar con impunidad. En Guatemala muchos, por buscar impunidad, se coludieron con mafias que operan más allá y que luego les y nos pasarán la factura a todos.

Habló de denegar visas y otras sanciones pero haciendo la salvedad que solo eso no resolverá el problema, lo cual es cierto. Reconoció esfuerzos anticorrupción en Costa Rica, El Salvador y Honduras y como era de esperarse, Guatemala brilló por su ausencia en ese Departamento porque doña Consuelo Porras no ha decidido romper con sus captores.

Ventrell detalló muchos de los esfuerzos y dijo: “Deseo dejar en claro a los líderes corruptos (no solo hablo de los funcionarios, así que los particulares que solapan pongan barbas en remojo –esto es mío–) del hemisferio, que esto seguirá en las próximas semanas y meses; vamos a nombrarlos y avergonzarlos”, dijo.

“No más viajes para hacer compras o viajes a Disney para líderes corruptos. No más “prestigiosos” estudios en Estados Unidos para los familiares de quienes se roben el dinero público”, sentenció.

Hasta aquí todo bien.

Preguntando Rodríguez que, tras esa postura, cómo explicaban el apoyo que le dieron al Gobierno de Guatemala para desmantelar la lucha contra la corrupción al forzar la salida de la CICIG, el Secretario cometió a mi juicio un error grave que luego intentó salvar Ventrell.

Dijo Rodríguez que el problema de la CICIG fue que no se llevó con el Gobierno, con el sector privado y la gente de a pie (estos si apoyaron la labor de la CICIG hasta el final), pero ahí está el detalle dijo el comediante mexicano Cantinflas. Las personas o sectores investigados, en una democracia secuestrada, no van a estar de acuerdo con que se les cuenten las costillas.

Por eso en Guatemala tiene un doble valor aquel que ha cometido los errores y ha tenido la hidalguía de aceptarlos como ya lo hemos visto – (Álvaro Mayorga es uno de los varios ejemplos) versus aquellos que, más allá de usar el sistema, reconocieron actos pensando que eso era todo lo que debían enfrentar para luego, por razones, presiones o miedos que solo ellos saben, zafaron “bulto” y se volcaron con un Gobierno que no tiene problema alguno para comer gallina con loroco con una narcotraficante.

Ventrell aclaró que él vino a Guatemala a empujar que el trabajo que se hizo bajo el mandato de CICIG se mantuviera y no se perdieran los casos, ratificando que el compromiso de EE. UU. anticorrupción es firme.

Entonces, señor Rodríguez, bueno está que aunque tarde haya mayor conciencia en el Departamento de Estado de los efectos de la corrupción y de haber alentado a un corrupto, pero recuerde que lo que usted está pidiendo es como decir que los cárteles deben llevarse bien con la DEA y hacer un esfuerzo conjunto por limpiar el sistema.

Y probado está que solo las medidas que ustedes en Estados Unidos tomen será lo que haga recapacitar a las élites de poder y así entiendan que el cambio y la lucha contra la corrupción y la impunidad son un tema que incide directamente en la economía y en el que debemos participar todos.

 

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