Edith González

hedithgonzalezm@gmail.com

Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Licenciada Edith González

“El zoológico es un reencuentro con un mundo que perdimos años atrás”.

Licenciado Ricardo Gatica Trejo.

Como hace ya varios años atrás las noches de luna en el zoológico se realizan también este año. Todos los viernes de noviembre, el zoológico se prepara para recibir visitantes que con linternas en mano, cubiertas con papel celofán rojo, para no alterar la visión de los animales, circularán por los distintos recintos observando la vida animal en la nocturnidad.

Así que como otros años, esa noche, oscura y con rápidos “alumbrones” de una luna esquiva, los murmullos de quienes estaban cerca parecían ahogados por el chapoteo de los hipopótamos en su laguna. Paso a paso los visitantes de la “lunada” del Zoo “La Aurora” avanzaban unos pasos, pero al menor sonido de los laterales de los caminamientos nos deteníamos… “que animal es ese”… preguntaba el niño abrazado al padre… es… es… creo…no veo el rótulo indicativo” y se continuaba la marcha.

Y el Zoo en la noche de luna huidiza se fue llenando de pasos confusos, palabras fuertes, quizás para ahuyentar el miedo, quizás para decir “aquí estamos”. Y en verdad el parque estaba repleto y lo más lindo, de niños y niñas acompañados de sus padres y otros familiares.

Las grandes tortugas, cansinas, pero “muy despiertas” se van acomodando… quieren dormir, dice otro niño, que como casi todos los visitantes esa noche al Zoo, teníamos las linternas que despedían luz roja. El serpentario… un recinto en donde las serpientes de la mayor parte del mundo, se retuercen, se arrastran y otras ya dormidas, retienen a los visitantes.

“Ahí arriba” dice un pequeño al descubrir a la “Barba Amarilla” que busca una rendija en su pared para enroscarse y dormir. Serpiente que en las selvas de la Alta Verapaz y El Petén, durante los años de la guerra causó la muerte de estos y de aquellos. Tan es así que los soldados debieron de usar botas con punteras y talones reforzados con aluminio.

Brutal, altamente sonoro, se escuchó en el parque el rugido de un león. Una pareja de jóvenes enamorados se quedaron fijos, sin dar un paso más…Ya no hubo rugido. Por otro lado los suricatos saltan de un lado a otro en su recinto, mostrando sus enormes ojos y su larga cola.

En una lejanía marcada por los destellos de la luna, se vislumbra la “Casa del Té”. Paradigmático edificio del cual, segura estoy tendrá viejos y grades recuerdos para personas que vivieron sus momentos felices ahí. Durante 1924 se construyó en el centro del Parque Inglés. El lugar actualmente es utilizado para recepciones, exposiciones entre otro tipo de actividades.

Y los pingüinos… tienen la atención de docenas de personas que se detienen, llegadas las 21 horas, a verlos nadar a gran velocidad. Los teléfonos, ahora en función de cámara fotográfica explotan las luces de los flashes… Una mujer ya entrada en décadas, trata de tocarlos desde afuera. Es imposible.

El zoológico “La Aurora” seguirá siendo el reencuentro con aquel pasado que olvidamos o destruimos…Aún queda un viernes de luna en el Zoo, una experiencia diferente que espera por usted.

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