Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

No hay otra forma de calificar al Congreso de la República y es que se reafirmaron como los Padres de la Corrupción, la Impunidad y el Tráfico de Influencias y lo que hicieron con la Ley de Aceptación de Cargos no es más que la consagración de que ellos son una mafia que a su vez les opera a otras mafias igual o peores.

La Ley de Aceptación de Cargos, bien manejada, es una herramienta para asegurar que los hechos no queden en impunidad siempre y cuando se cumpla con principios rigurosos que garanticen el arrepentimiento, la colaboración, la no repetición y el resarcimiento a la víctima y la sociedad. Bien manejada, oxigenaría el Sistema de Justicia y el Sistema Penitenciario.

Pero los Jefes de la Impunidad lo hicieron tan mal que hasta voces inesperadas se han sumado al clamor en contra de la forma y fondo de las reformas que han construido a las mafias de cuello blanco o delincuencia sin pedigrí, una carretera de impunidad que los incentiva a seguir delinquiendo.

Abrieron la puerta para que los sindicados por los delitos de lavado de dinero y otros activos, así como los que establece la Ley del Crimen Organizado, Ley Contra la Corrupción y la Ley Contra la Defraudación y el Contrabando Aduanero, tengan beneficios sin mayor consecuencia lo que los hará caer en la famosa frase de Abdón Rodríguez Zea: “el que peca y reza empata”.

Salvo 22 delitos que contempla el ordenamiento jurídico que fueron excluidos del “beneficio”, los demás fueron incluidos para obtener prebendas teniendo en cuenta que los diputados deseaban tener –ellos y sus patrones– una net de seguridad en caso sus maniobras para salir impunes (sin aceptar nada) les fallen.

Al igual que el Día Infame (13 de septiembre de 2017) en esta ocasión las decisiones de los diputados no fueron acompañadas por criterios técnicos, sino solo la mera intención de proveer impunidad para sí mismos y sus socios y por eso es que pronto podremos tener en las calles a más delincuentes y ver a mucho mañoso, que ve en la corrupción el medio perfecto para hacer negocios, operando de nuevo.

Hay diputados que hacen la excepción pero son muy pocos y algunos de ellos se han atrevido a señalar que las reformas a la ley tienen dedicatoria a los corruptos y a las mafias, como dijo Carlos Chavarría.

El que “acepte” no debe declarar como testigo y la ley desmotiva la figura de colaborador eficaz que ha resultado ser clave en el desmantelamiento de estructuras criminales y hay que recordar que en esa línea van la dupla Alejos y Lau.

Devolver lo robado tampoco es una condición para “aplicar al beneficio” entonces existe un incentivo perverso en los principios que toda sociedad que opere con un verdadero Estado de Derecho, debe tutelar.

Esta ley, como dije, es una net de seguridad: Solo en caso extremo, muchos sindicados se acogerán a ella porque mientras tanto siguen en su cabalgata por lograr impunidad, porque los casos “se caigan” o “desparezcan” y no pierden la esperanza que en algún momento, les pongan una estrella en la frente y les den un premio por “patriotas”.

La ciudadanía ha hecho un excelente trabajo dejando que los Padres de la Corrupción avancen dominados por sus deseos de impunidad y el pánico que les genera la justicia.

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