Walter Juárez Estrada
Las reveladoras declaraciones de Mario Estrada, que por años dirigió la UCN, abren las puertas para encausar a los políticos que en cuatro décadas fueron piezas claves de instituciones del Estado, que pueden ser juzgados aquí o en los Estados Unidos donde el “cacique de Jalapa” se declaró confeso, condena que puede darse en unos meses, testimonio que le favoreció al incriminado acusado de dirigir una estructura criminal para asesinar a la exfiscal Thelma Aldana y a allegados suyos.
Estrada se movió como “pez en el agua”. Gracias a la ayuda que dio a políticos de alto y bajo perfil, fue hasta principios de año en el país norteño, se le aprehendió con un abogado que ha sido su brazo derecho en los negocios del narcotráfico con criminales mexicanos que con libertad traficaban droga y serían los que llevarían a cabo el asesinato de Aldana, que furtivamente huyó de Guatemala, cuando supo que iba a ser ejecutada, que se abría proceso en su contra por la compra supuestamente fraudulenta de un edifico en la zona 5, y por la plaza fantasma en el MP para Dimas Gustavo Bonilla, decano de Derecho de la Universidad Estatal.
Mario Estrada, fue un alfil de los narcos mexicanos. Logró incursionar en la política llevando diputados y alcaldes. Esa situación lo catapultó para vivir a cuerpo de rey, como los magnates que explotan a gente incauta que por necesidad se ven sumergidas en esas tramas de los narcos, que salen de pobres, ignorando que tarde o temprano, el brazo de la justicia los atrapará, como le ocurre hoy al destronado dirigente ucenista, que con libertad en su helicóptero con sus iniciales M.E.O. se movía en todo el país, beneficios que también recibió el presidente Morales, severamente cuestionado cuando lo visitó en Jalapa, cuando disfrutó un plato típico con “gallina con loroco”.
Las escuchas telefónicas de Estrada y sus compinches pueden dar lugar a salpicar a sujetos que se sirvieron de él, que con su testimonio aceptando los cargos formulados por los fiscales norteamericanos, puede dar al traste que les echen el “guante”, que los tiene en vilo temerosos que se les vincule a la estructura criminal de narcos mexicanos con Estrada, cuya fortuna desaparecerá, cuando se le condene a penas menores, con la condición para que delate a quienes aquí en Guatemala y México fueron sus colaboradores.