Desde su fundación en 1920, La Hora ha sido un medio de comunicación comprometido con la democracia en el país, y fue tras el período oscurantista de la dictadura de los 22 años que Clemente Marroquín Rojas decide publicar un medio de comunicación que fuera canal de expresión para distintas corrientes de opinión, comprometidas todas con el fortalecimiento de la naciente democracia y el combate a las prácticas abusivas en el ejercicio del poder.
Las dificultades que hemos vivido en el plano democrático hicieron que en tres ocasiones La Hora tuviera que dejar de publicarse y fue en un día como hoy, en el año de 1944, cuando arrancó la Cuarta Época, la más larga y duradera, que abre las puertas para la celebración de nuestro centenario el próximo día 19 de junio del año 2020.
Hoy tenemos que hacer remembranza de esa agitada vida de La Hora, en un país donde distintas formas de dictadura se han producido a lo largo de esa peculiar centuria, hasta llegar a una de las peores que pueda imaginarse, que es el imperio de la Dictadura de la Corrupción que se ha vuelto a asentar, con más fuerza, luego del trabajo que se hicieran desde la CICIG y el MP para no sólo castigar a los corruptos, sino también para evidenciar la terrible dimensión que tiene la captura de un Estado puesto al servicio de ese grupo poderoso que hemos identificado ya como los integrantes del Pacto de Corruptos, concepto que no se refiere sólo a los políticos sino también a quienes mediante el financiamiento electoral se ha convertido en los captores y verdaderos beneficiarios de un desmantelado Estado que no por casualidad sino por causalidad, perdió por completo su sentido y abandonó el cumplimiento de sus fines esenciales.
Como corresponde a nuestra tradición, preservada a lo largo de los años y de generaciones, hemos estado y seguiremos estando en la primera fila del combate a esa nueva y más perniciosa forma de dictadura, con el entusiasmo que provoca ser el más longevo de los diarios, pero al mismo tiempo un pionero en la transformación de los medios de comunicación en Guatemala, con nuestro aporte en la era digital que nos ha permitido una impresionante renovación y expansión, al punto de que nuestro centenario no es sólo la fiesta de cien años pasados, sino el inicio de una nueva y vibrante versión en la que, en los espacios modernos, se mantiene y consolida un viejo compromiso con la democracia en el país.