Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

Recientemente, el reconocido periodista del diario español El País, Moisés Naím, en busca de comprender los acontecimientos recientes de Chile, hizo un recuento de las causas posibles para concluir que quizá todas tengan que ver con el malestar que movió a miles de ciudadanos a las calles.  Cito a continuación el rosario indicado por las razones que explicaré más adelante.  

“Es por la desigualdad económica. Y los bajos salarios. También por la baja o nula movilidad social y la falta de un futuro mejor para los jóvenes. Es por los servicios públicos infames. Y por la globalización y la pérdida de puestos de trabajo causada por las oleadas de inmigrantes, de productos chinos o de robots. También por los políticos que han perdido la sintonía con la gente y no se representan más que a sí mismos y a los intereses de las élites. Por las redes sociales y los agentes furtivos que las utilizan para sembrar discordia, profundizar en los resentimientos y la desconfianza que divide a la población, o hasta para crear nuevos conflictos. Es el resultante debilitamiento de la familia como núcleo de la sociedad. Es la pérdida de dignidad, de comunidad y de las tradiciones y reglas que contribuyen a crear identidad y sentimientos de afiliación y solidaridad. Es también por la discriminación racial o las tensiones entre grupos étnicos, religiosos o regionales. O por la necesidad de desalojar del poder un régimen político inaceptable o de resistir a la adopción de leyes injustas”.

Llama la atención porque el esfuerzo explicativo busca ocultar, a mi manera de ver, lo esencial de la inconformidad ciudadana que es el sentimiento de abandono de la clase dirigente a la población cada vez más empobrecida.  Algunos columnistas, muchas veces parte constitutiva del sistema defensor del statu quo, en lugar de orientar a la población con un análisis honesto, conforman un bloque que pretende preservar los privilegios de sus empleadores.

Así, Naím (que dicho sea de paso estuvo en nuestro país participando en el Encuentro Nacional de Empresarios –Enade) hasta llega a decir que lo de Chile es una conspiración.  Esto es, que los chilenos han sido manipulados por la izquierda fascista de Maduro y otros, para, como revoltosos y delincuentes, alterar el orden.  Anarquía que debe controlarse a través de las fuerzas del Estado en beneficio de la paz social.

Esta explicación “dummy” la comparte la derecha recalcitrante de nuestros países, incapaz de reconocer su cuota de responsabilidad al ser parte de la podredumbre con la dirigencia política. La experiencia ha demostrado con creces que los banqueros en general y la cúpula empresarial, asociada por ejemplo en Guatemala en el CACIF, lejos de ser la solución han sido parte del problema.

El incendio latinoamericano que amenaza a muchos otros países está a la vista, pero no se quiere reconocer.  El periodista Javier Lafuente en un texto reciente nos ha confirmado las estadísticas que dan cuenta de lo que realmente mueve a la población contra la presunta paz social en un universo de privilegiados por el Estado.

“Aunque la desigualdad por ingresos se ha reducido desde 2000, uno de cada 10 latinoamericanos vive en pobreza extrema (10.2%). En 2002 había 57 millones de personas en situación de carestía extrema en América Latina; 15 años después, la cifra subió a 62 millones. En 2008 fue de 63 millones, según la Cepal, organismo dependiente de Naciones Unidas. ‘Uno de los denominadores comunes son las expectativas frustradas, la precariedad de la gente que había recuperado algo y ahora ve cómo sus anhelos y sueños se vienen abajo. Eso ha exacerbado una enorme furia’, apunta Arturo Valenzuela, subsecretario de Estado para América Latina durante la Administración de Barack Obama”. 

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