Raúl Molina
El estallido social de Chile, en este octubre revolucionario, es ya un parteaguas en su historia reciente. Atrás queda el Chile timorato e indeciso, que debió sufrir un modelo económico neoliberal impuesto por la dictadura de Pinochet y su continuidad durante la larga “transición democrática”. Adelante está la exigencia de una democracia participativa y justicia social. Este Chile, en fase definitoria de su futuro merece la solidaridad de los pueblos, particularmente la de Guatemala. Dejo la palabra a la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala, que expresa la solidaridad guatemalteca hacia el Pueblo de Chile, hoy en las calles y plazas con el clamor de la transformación profunda de sus sistemas económico y político. “Entre el 18 de octubre y hoy, hemos visto el intento de autogolpe de Estado fraguado y puesto en ejecución por el presidente Sebastián Piñera, con el contubernio de las fuerzas políticas de derecha y extrema derecha y las fuerzas armadas y de seguridad. La fase final del pretendido autogolpe se dio [el] 22 de octubre, cuando, con base en unas pocas prebendas que no resuelven la situación social y económica de Chile, que requiere cambios estructurales profundos, quiso lograr apoyo social de los más pobres anunciando las medidas acordadas con el sector económicamente poderoso: migajas que, de todas maneras se revertirán hacia el sector privado… Piñera se negó a escuchar el clamor por el fin del estado de emergencia, los fatídicos toques de queda y la abyecta militarización, con los desmanes de siempre de quienes solamente ‘obedecen órdenes’”.
Analiza precisamente este comunicado: “No son limosnas ni ‘curitas’ al moribundo sistema lo que el Pueblo de Chile, dentro y fuera del país, exige. El Pueblo pide desmilitarización, diálogo incluyente para buscar las mejores soluciones a los graves problemas del país y justicia ante los abusos y graves violaciones de derechos humanos cometidos por las fuerzas armadas y de seguridad… que recuerdan los peores momentos de la dictadura de Pinochet. Los Ministros responsables de las carteras del Interior y las Fuerzas Armadas deben ser cesados inmediatamente, así como jefes de aparatos de seguridad que han dirigido con odio las acciones del Estado, incluida la estúpida declaración del Presidente: ‘Estamos en guerra’….Es éste el Chile de hoy”.
Hago mía la conclusión del comunicado: “Nos solidarizamos con el Pueblo chileno, con enormes manifestaciones en las calles a lo largo y ancho de su país y respaldo internacional impresionante. Su voz es clara: el modelo de Pinochet y los Chicago Boys demostró lo que sus críticos siempre anunciaron. Los grandes ricos se aprovecharon de recursos naturales y del trabajo de millones de chilenos para aumentar enormemente su riqueza, sin compartirla mínimamente con quienes la posibilitaron. El modelo debe ser sustituido totalmente por el modelo de un Estado responsable, que priorice al ser humano por encima de la ganancia y la usura. Chile no está solo; hay muchísimos pueblos más en luchas semejantes, incluida la lucha, lamentablemente fraccionada, de muchísimos hombres y mujeres en Guatemala”.
