Juan José Narciso Chúa
Octubre es un mes especial. Es el mes cuando se quiebra el invierno e inicia el verano, –pero en su etapa fría–, aunque en términos climáticos, octubre es el mes de los huracanes y con ello a veces nos toca extender el invierno un poco más allá de lo usual, pero igual puede llegarnos una tormenta que nos daña aún más.
Sin embargo, es un mes agradable también, tiene sus momentos especiales que se disfrutan. Siempre debo mencionar el cumpleaños de mi hermanita Silvia, hace un par de sábados tuvimos la oportunidad de celebrar dicho acontecimiento, junto a familia, amigos y amigas de siempre, representó un grato momento, aunque hoy los tres hermanos ya arribamos a la tercera edad; pero esa fiesta constituía también un quiebre en las adversidades que mi hermanita ha venido sufriendo durante buen tiempo, pero ahora en el marco del casamiento de Eric, mi sobrino, y Marcela, e influido por la presencia de Alejandro, significó mucho para todos, un pasaje surrealista constituyó el final de ese agradable ágape.
Pero también octubre trae el agradable juego del béisbol a mi vida, una pasión que he seguido, disfrutado y gozado, desde el ya lejano año 1974, cuando bajo la conducción del inolvidable Abdón Rodríguez Zea, pudimos aprender cada vez más de este increíble deporte, sin dejar de mencionar su estilo particular de narrar, que nos mantenía aún más prendidos de la televisión y sus inolvidables frases que quedaron para la posteridad como: “Ave maría purísima”, “te fuiste Marcelina”, “ahí va un palo largo, la bola se va, se va y concluía con la frase anterior”. Este ambiente de octubre bajo el influjo del deporte rey, resulta imperdible para muchos que lo disfrutamos. Los Yankees de Abdón, defraudaron nuevamente, seguramente muchos aficionados de este equipo sufrieron su salida inesperada.
Este año se me ha dificultado ver todos los juegos, pero pude ver el sexto juego de la serie de la liga entre Astros y Yankees y fue un juegazo, inolvidable, las retinas se quedan con esos momentos cuando en dos batazos –uno de los Yankees y otro definitivo de los Astros–, se definió la serie y ahí emergieron los Astros como campeones de la Liga Americana. Se quedaron también los Dodgers, el equipo de mi papá, a pesar que habían tenido una excelente marca en la temporada. De mi equipo, los Rojos de Cincinnati, ni hablar.
Además, octubre trae la visita imprescindible a la tradición de la Virgen del Rosario en la Basílica de Santo Domingo, fecha que coincide con el aniversario del Club Santo Domingo, mi gran equipo de voleibol, de todos mis compañeros de ese gran equipo y de la figura diminuta de Fray Ignacio de la Fuente, quien fue el fundador del mismo y se convirtió en la semblanza de un padre que cuida a todos sus hijos, como lo hizo con muchos de nosotros.
Visitar a la Virgen del Rosario es un momento agradable de este mes, el cual se llena de color, sabor y olor, tanto dentro como fuera de la basílica, hoy trae aparejadas visitas a lo que fue nuestro lugar de entrenamiento con Santo Domingo, que se encuentra en proceso de rescate para disfrutar de su patrimonio histórico. Los dulces, atoles y comidas en el atrio de la iglesia es otro apreciable momento que con Mónica disfrutamos largamente.
Tengo que terminar esta nota, con denunciar un hecho lamentable, pues el Instituto DEMOS fue víctima de un allanamiento y un robo de su equipo, todavía no se puede establecer si fue delincuencia o bien de connotación política, pues el robo de computadoras y equipo, deja una sensación desagradable, cuando es una entidad defensora de los Derechos Humanos y de llevar a cabo proyectos de orientación social. Lamentable.