Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82
El nuevo Cardenal, Monseñor Álvaro Ramazzini, se estrenó el fin de semana tras la designación que hizo el Papa Francisco y que en Guatemala no dejó a nadie indiferente. Ramazzini es muy derechista para la izquierda y muy izquierdista para la derecha, pero la verdad es que es un hombre que actúa por convicciones.
Durante su homilía, el Cardenal Ramazzini indicó que hay tentaciones diversas para los católicos que intentan mantenerse firmes en su fe: “Yo entiendo que las tentaciones son diversas y cada quien sabe cuál puede ser. ¿Será el dinero, con esa famosa Teología de la prosperidad? ¿Será el miedo para enfrentar situaciones en las que yo tengo que hablar la verdad y aunque yo diga la verdad, voy a ser calumniado, voy a ser amenazado?”, manifestó.
“¿Será encerrarnos en nuestra burbuja de bienestar que, aunque alrededor de esa burbuja veamos que el mundo se está cayendo a nuestro alrededor, lo que yo quiero es estar tranquilo, que mi conciencia esté tranquila, por qué voy a pensar en tantos descartables como dice el Papa Francisco, tantos excluidos? No, mejor prefiero estar así”, indicó, en referencia a cómo piensan muchos católicos.
Además, un periodista le consultó si “¿cree que hay necesidad de un diálogo en Guatemala para llegar a acuerdos?” A lo que respondió que sí y que la sociedad guatemalteca sigue estando “polarizada”. También manifestó que esperaría jugar un rol para impulsar ese diálogo. “Yo voy a tratar de hacer lo posible de ayudar para que esta polarización se vaya haciendo menor”, apuntó.
Y creo que esa es la parte fundamental porque hasta la fecha no hemos sido capaces de salirnos de la burbuja o de la coyuntura para articular los diálogos, las discusiones que realmente nos permitan discutir con el afán de alcanzar los consensos que nos permitan pensar que un futuro distinto es posible.
Al igual que en el siglo pasado y que el libro de Mario Vargas Llosa explica tan bien, en la actualidad han sido, son y serán recios los tiempos porque algunos dieron en el clavo exacto para revivir, con calco, los fantasmas de la ideología y eso no nos ha permitido avanzar y aislar a los radicales (de ambos lados) y a los que basan su agenda en el control y secuestro del sistema para lograr una impunidad con la que se sienten muy competitivos.
Los esfuerzos que han “existido” en el pasado por encaminar un diálogo, han sido marcados por enormes cálculos con el afán de que lo discutido de la apariencia que se están enfrentando los vicios, cuando en realidad solo se pretende dar aspirina a un enfermo terminal porque así lo deciden los que están dirigiendo los hilos de la película que estamos viendo.
Urge atender el llamado y sentar las bases para trazar la ruta. Los tiempos son correctos pues estamos en medio de una etapa en la que se buscan limpiar los vicios y los pactos por medio de los cuales se iban a nombrar magistrados y porque estamos en las vísperas de un nuevo Gobierno que ha dicho que el diálogo es el camino para enfrentar al sistema.
Para los escépticos, peor de lo que estamos es difícil estar, así que debemos darnos el chance y creo que la figura del Cardenal es muy oportuna para intentar ver la luz al final del túnel.
Los expertos en los tiempos recios meterán mil y una excusas para evitarlo, pero dependerá del deseo, la voluntad y la determinación de los que estamos hartos de esta realidad y que deseamos aportar un grano de arena para que Guatemala tenga un futuro mejor para todos, en especial los que desean hacer las cosas bien y tanto les cuesta.