Mariela Castañón
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El 16 de octubre se cumplieron 39 años de la desaparición de la periodista y columnista de La Hora, Irma Flaquer, una mujer que a mi criterio, dejó un legado de valentía, empatía y compromiso a las nuevas generaciones de periodistas.
Hace algunos años conocí la historia de Irma Flaquer, en el curso “Historia del Periodismo Guatemalteco”, que muy bien impartía el licenciado Rogelio Hernández, en la Universidad Mariano Gálvez.
Recuerdo que nos proyectaron un video que describía a Irma como una periodista valiente, necia (característica desagradable para algunos, pero necesaria para quienes ejercemos periodismo), comprometida y con empatía por sus conciudadanos.
Busqué la bibliografía de Irma para conocerla a través de la historia y los libros, uno de esos textos muy bien elaborados es “Desaparecida” de June Carolyne Erlick, que describe la personalidad de la periodista, sus ideales, intenciones y amor por su gente.
Flaquer, en mi opinión, se convirtió en un referente de periodista comprometida con la verdad y la población, que es para lo único que realmente vale la pena trabajar y preocuparse.
En el libro de Erlick se describe a una Irma luchadora, que también tenía sus altibajos, ante la frustración de las injusticias y la violencia. En ese texto hay algunas frases que son luz en momentos de sombra y frustración como: “darse una tregua, pero no claudicar”, o “nunca retroceder en la batalla de las palabras que se imprimen cada día”.
La labor periodística muchas veces es incomprendida y algunas personas o funcionarios públicos se molestan o hasta llegan a odiarnos cuando revelamos verdades que les afectan. También es necesario decirlo, hay mercenarios de la información que manipulan la verdad y hacen mucho daño, pero eso es otro tema.
En esta noble profesión hay momentos difíciles cuando se insiste en denunciar, pero nadie presta atención o toma acciones para cambiar la realidad. Escribir e investigar la verdad conlleva riesgos como en la actualidad donde hay represalias como discursos de odio, campañas de descrédito, o hechos de violencia.
Sin embargo, también existen momentos gratificantes, cuando se logra revelar un problema que estaba oculto, cuando una publicación contribuye a la aplicación de la justicia, o cuando la vida de personas inocentes y desprotegidas cambia por una noticia o un reportaje.
En esta fecha importante quiero recordar a Irma, su legado y su ejemplo de valentía y lucha probablemente para algunos, por causas perdidas, pero causas en las que ella creía y se arriesgaba para procurar un país diferente.
Que este texto sirva para honrar la memoria de Irma Flaquer y a tantos periodistas comprometidos que murieron por revelar la verdad y por su genuino deseo de denunciar acontecimientos que dañaban a la población.
El ejemplo de Irma persistirá por generaciones para quienes deseamos construir un país diferente, equitativo y de oportunidades para toda la población, libre de gobiernos corruptos y autoritarios. Estar cerca de la realidad en la que sobrevivimos cada día las y los guatemaltecos, nos debe comprometer más y a poner nuestro mejor esfuerzo en cada publicación.
