Félix Loarca Guzmán

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Félix Loarca Guzmán

En el curso de los últimos días, el Presidente electo de Guatemala, Alejandro Giammattei, ha protagonizado sus primeros resbalones, dejando un sabor amargo de lo que podría ser su gobierno, pues si así son las vísperas, cómo van a ser las fiestas.

Su primer resbalón fue cuando la semana pasada pidió a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, CSJ, su renuncia para evitar un rompimiento constitucional, dado que el 13 de octubre en curso debían entregar sus puestos luego de cumplir el período para el cual fueron electos, pero no pudieron cumplir con ello pues por problemas en las Comisiones de Postulación, sus sucesores aún no han sido electos.

Giammattei argumentó que el día de mañana “vamos a tener un Presidente que no se va a querer ir y va a presentar un amparo para no dejar el puesto”.

El Presidente electo está equivocado, pues el artículo 184 de la Constitución Política de Guatemala, claramente establece que el Presidente y el Vicepresidente de la República, serán electos para el período improrrogable de cuatro años. Asimismo, el artículo constitucional 187, señala que la prolongación del período presidencial por cualquier medio, es punible de conformidad con la ley.

En el caso de los magistrados, en la ley no figura la palabra improrrogable. Además, la Corte de Constitucionalidad al emitir una opinión consultiva solicitada por la CSJ, recordó que los magistrados no pueden dejar sus cargos, sino hasta el momento en que se presenten sus sucesores. Si los magistrados se separaran de sus puestos como se los pidió Giammattei, podrían ser procesados por el abandono de funciones.

El segundo resbalón de Giammattei se produjo el pasado sábado cuando vía aérea llegó al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de la ciudad de Caracas, identificándose con un pasaporte italiano.

Las autoridades de Caracas indicaron que el motivo de la visita de Giammattei no era de carácter turístico o privado y que no contaba con invitación del Gobierno venezolano. El Presidente electo tuvo que regresar a Panamá desde donde había viajado en un vuelo comercial. En ese país admitió que tenía previsto invitar al diputado opositor Juan Guaidó para su toma de posesión y que iba a pedir al presidente Maduro la liberación de presos políticos y la convocatoria a “elecciones democráticas”.

En el caso de Venezuela, Giammattei, vulneró el sagrado principio histórico de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, pues llegó al extremo de calificar de dictadura al gobierno del Presidente Maduro, dejando la impresión que está repitiendo el guion injerencista de Washington y que su gobierno estará subordinado a los intereses imperiales del Norte para derrocar al régimen legítimo de ese país sudamericano.

Es oportuno recordar a Giammattei que será el próximo Presidente de Guatemala, pero careciendo de legitimidad y representatividad, pues fue electo por una minoría de la población. Por consiguiente, no representa la voluntad del pueblo de Guatemala.

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