El viaje del Presidente electo de Guatemala a Venezuela para reunirse con quien se ha proclamado como Presidente de ese país se vio frustrado cuando las autoridades migratorias le impidieron el ingreso porque él y sus dos acompañantes utilizaron pasaportes italiano y español para ingresar al país, siendo obvio que el viaje era en su calidad de Presidente electo de Guatemala, pues él mismo afirmó que llegaba a manifestar su respaldo al señor Guaidó.
Obviamente el objetivo del viaje lo logró el doctor Giammattei porque su intención de respaldar a Guaidó tuvo más resonancia que si ambos se hubieran podido reunir, pero no deja de ser un bochorno que el Presidente electo de Guatemala intente ingresar a Venezuela utilizando un pasaporte italiano. Cierto es que la doble nacionalidad es reconocida legalmente tanto por los países de la Unión Europea como por Guatemala, pero se trataba de un viaje oficial, toda vez que la misión era expresar el reconocimiento del futuro gobierno de nuestro país al régimen disidente que se opone al oficial de Nicolás Maduro.
Aún para viajes particulares resulta incongruente que el Presidente de una nación se identifique con pasaporte de otra porque la investidura que ya ostenta el doctor Giammattei es indeclinable. El argumento que ofreció para justificar el uso de pasaporte italiano fue que con el guatemalteco hubiera tenido que esperar varios días para que le dieran una visa y que posiblemente se le hubiera denegado por el motivo del viaje, pero fue en cierto sentido un error infantil creer que las autoridades migratorias no se percatarían de quién era el que trataba de entrar a Venezuela, sobre todo tomando en cuenta que ya había gente de la oposición esperándolo en el mismo aeropuerto.
Y les sirvió en bandeja la oportunidad de negarle la entrada porque es obvia la incongruencia que representa el Presidente electo de un país viajando con pasaporte de otra nacionalidad, argumento que terminó esgrimiendo el régimen para enviarlo de vuelta en el siguiente vuelo.
En política exterior hemos tocado fondo y es importante que el próximo gobierno haga las cosas bien, tanto de fondo como de forma y por ello es deseable que el doctor Giammattei y su designado Ministro de Relaciones Exteriores guarden sus pasaportes europeos para cuando termine su gestión pública, pues ambos están ya actuando en función de Estado, tanto si expresan su respaldo al régimen opositor en Venezuela como si viajan a cualquier otro país a entrevistarse con oficiales o particulares interesados en su futura gestión al frente del Gobierno guatemalteco.