Félix Loarca Guzmán

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Félix Loarca Guzmán

Desde el acceso a la Presidencia de Estados Unidos del polémico multimillonario Donald Trump, el gobierno de la Casa Blanca se quitó la máscara democrática intensificando su agresión contra el régimen de Venezuela, que encabeza el presidente Nicolás Maduro.

La agresión oculta la intención de Washington de apoderarse del petróleo de Venezuela, dado que ese país posee las mayores reservas del oro negro del mundo.

Los planes intervencionistas han incluido numerosas medidas que vulneran el Derecho Internacional como el ahogamiento económico, destinado a irritar al pueblo para que el mismo se rebelara en contra del gobierno de Caracas.

Entre las acciones de presión contra el régimen del presidente Maduro sobresale la apropiación de 30 mil millones de dólares de capital venezolano que estaban en el exterior, así como de la filial de la empresa Petróleos de Venezuela que durante muchos años funcionó en territorio de Estados Unidos.

Además, los sectores de oposición auspiciados por el Norte recrudecieron la guerra económica interna, sacando del mercado muchos productos de primera necesidad creando una escasez ficticia. Por supuesto que muchos de los “productos desaparecidos” se encuentran en el mercado negro, pero a precios prohibitivos.

Esporádicamente se han registrado “escaramuzas” de exmiembros militares para derrocar al presidente Nicolás Maduro, pero sin encontrar respaldo en la Fuerza Armada Bolivariana, que mantiene su lealtad al gobierno, en una impresionante unidad cívico militar. En el plano político, un diputado de oposición patrocinado por Estados Unidos, se autoproclamó nuevo Presidente de Venezuela incurriendo en el delito de usurpación.

En la esfera internacional se creó el llamado “Grupo de Lima” para desprestigiar y desestabilizar al régimen de Caracas. El denominador común de ese grupo es que está formado por representantes de los gobiernos más impopulares del continente, entre ellos el de Guatemala del presidente Jimmy Morales.

Curiosamente varios de los gobiernos adversarios de Venezuela están en llamas en este momento por el rechazo de sus pueblos como el de Ecuador del señor Lenin Moreno, en donde las masas mestizas e indígenas salieron a las calles expresando su rechazo a un “paquetazo” de tipo neoliberal alimentado por el Fondo Monetario Internacional, que encarece la vida, aumentando la pobreza entre la población.

Como hasta ahora, los planes intervencionistas de la potencia del norte han fracasado ante el respaldo del pueblo y los militares al gobierno del presidente Maduro, en estos días se recurrió a la instancia injerencista de activar desde el seno de la OEA, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, para “legitimar” el uso de la fuerza militar contra Venezuela con el pretexto que el país sudamericano es una amenaza contra la paz y la seguridad en el hemisferio.

Al respecto, los países del Caribe que forman parte del Caricom, rechazaron en forma enérgica la intención de propiciar una intervención armada contra el gobierno de Caracas.

El gobierno de Uruguay también rechazó la activación del TIAR contra Venezuela y anunció su retiro de ese tratado.
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