Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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La expresión del titular es algo que expresamos los chapines en sinnúmero de oportunidades, pero especialmente cuando no podemos definir con exactitud la ocurrencia de algún evento, como el de nuestra propia muerte, como la fecha en que pudiéramos encontrar la felicidad completa o la repuesta automática de quien siendo hombre o mujer, le preguntan cuándo va a contraer matrimonio. Traigo a la memoria esta expresión porque cuando falleció S.E. Cardenal Rodolfo Quezada Toruño alguien me cuestionó sobre cuándo podríamos contar en Guatemala con otro Obispo que pudiera ser designado Cardenal y respondí eso mismo –¡cuando Dios quiera! Y así fue, pues en el momento menos esperado el Papa Francisco anunció que el ahora nuevo Cardenal Álvaro Ramazzini había sido escogido para ser investido como tal el pasado sábado 5 de los corrientes y así poder contribuir a su tan delicada misión.

Este evento debiera alegrarnos a todos los guatemaltecos en especial a quienes formamos parte de la grey católica, aunque algunos, según he podido comprobar, no están muy contentos que digamos, pues nos encontramos en un momento especial en que nuestra sociedad está polarizada entre quienes se dicen ser de la derecha con los de la izquierda, aunque a la hora de preguntarles, la mayoría no tiene la respuesta satisfactoria de la razón de su preferencia, mientras el ahora Cardenal siempre, sin autocalificarse, ha sostenido con mucha fortaleza la defensa de su gente, tal y como llama a los que han sido víctimas de muchas injusticias en general y en particular a quienes en los departamentos de San Marcos y Huehuetenango han sufrido por muchos años el hambre, la falta de oportunidades e incluso, han tenido que emigrar de su terruño para mantener la esperanza de cambiar la grave situación política, económica y social por la que atraviesan.

Dios quiso que tuviéramos a otro Cardenal, esta vez recayó la designación en Ramazzini, a quien nunca lo hemos podido ver cómo una persona presuntuosa, al contrario, tiene un carisma de sencillez, de mucha franqueza, como tener un carácter firme para defender lo que él considera justo y ecuánime, características muy difíciles de encontrar en quienes pretenden o ya son de alguna manera líderes en sus respectivos círculos de influencia. De ahí que siga creyendo en que en nuestro país siempre va a ocurrir lo que Dios quiere pero, si nuestro ideal es el de que todos podamos mejorar, también toca a todos, poner mucho de nuestra parte, desde la indispensable voluntad, hasta el ferviente deseo por dialogar, poniendo siempre las cartas sobre la mesa, con la verdad en la mano y sin ningún interés personal de por medio. Podré parecer muy reiterativo pero, el momento de hacerlo es ahora y mientras ese momento llega, será oportuno recibir al Cardenal Ramazzini con nuestros mejores deseos para que tenga éxito en su misión que, como un buen chapín sin pedir nada a cambio, haya puesto muy en alto a nuestra Guatemala.

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