Luis Enrique Pérez

lepereze@gmail.com

Nació el 3 de junio de 1946. Ha sido profesor universitario de filosofía, y columnista de varios periódicos de Guatemala, en los cuales ha publicado por lo menos 3,500 artículos sobre economía, política, derecho, historia, ciencia y filosofía. En 1995 impartió la lección inaugural de la Universidad Francisco Marroquín.

post author

Luis Enrique Pérez

En el año 1973 el científico Ivar Giaever compartió el premio Nobel de física con los científicos Leo Esake y Brian David Josephson, por sus investigaciones sobre física de estado sólido, cuyo objeto son las cualidades propias de los cuerpos sólidos; por ejemplo, mecánicas, térmicas, electromagnéticas y ópticas.

En septiembre del año 2011 Giaever renunció de la American Physical Society, una de las sociedades de física más grandes del mundo. El motivo de la renuncia fue el dogmatismo de esa sociedad. Efectivamente, declaró que eran “incontrovertibles” las pruebas de que el ser humano, mediante la emisión de gases, entre ellos dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, era causa de “calentamiento global”.

Giaever no cree que en la ciencia haya pruebas “incontrovertibles”, es decir, pruebas que nadie puede discutir. Y afirma que la American Physical Society admite discutir, por ejemplo, sobre el cambio o no cambio de la masa del protón en función del tiempo, o sobre la posibilidad de que haya o no haya varios universos; pero no admite discutir sobre “las pruebas del calentamiento global.” Hay que creer dogmáticamente en esas pruebas.

En el año 2010 el físico Harold Warren Lewis había ya renunciado de la American Physical Society porque había abandonado su finalidad original de “promover el conocimiento científico” y habíase convertido en una institución cuya finalidad era obtener dinero del gobierno para financiar, por ejemplo, “la estafa del calentamiento global”. Era “la estafa pseudocientífica más grande y de mayor éxito” que él había presenciado en su “larga vida de un físico.»

Giaever ha declarado: «Soy un escéptico… La creencia en el calentamiento global antropogénico, es decir, causado por el ser humano, se ha convertido en una nueva religión… Se afirma frecuentemente que muchos científicos admiten tal calentamiento. Pero el número no es importante. Únicamente importa la verdad… Es notable cuán estable ha sido la temperatura en los últimos 150 años.»

Una sociedad de científicos, aunque sea la más grande y la más prestigiosa del mundo, o aquella que inspira más confianza en que únicamente admitirá las hipótesis científicas más verosímiles, o las teorías científicas más probablemente verdaderas, nunca podría declarar que las pruebas de una determinada teoría son “incontrovertibles”, o tan evidentes que no pueden ser discutidas. Estrictamente una sociedad de científicos solamente podría declarar que las pruebas de una teoría son válidas y, entonces, esa teoría puede sensatamente admitirse; pero no puede declarar que esas pruebas son “incontrovertibles” o indiscutibles y que, entonces, la teoría es absolutamente verdadera.

Quizá Giaever solo pretende afirmar que las pruebas de un calentamiento global antropogénico son “controvertibles”, y podemos conjeturar que renunció de la American Physical Society porque esta sociedad declaró que las pruebas eran “incontrovertibles”. Empero, no hay pruebas científicas de tal calentamiento. Y la cuestión esencial no es que esas pruebas sean o no sean controvertibles. La cuestión esencial es que no hay prueba alguna sino hay profunda corrupción de la ciencia del clima, tosca charlatanería pseudocientífica, subyacente interés político, indisimulada conspiración ideológica y absurda ignorancia de una zoológica plebe que exige detener el incomprobado calentamiento global antropogénico.

Post scriptum. Si política e ideológicamente interesara advertir sobre el advenimiento de un terrorífico enfriamiento global causado por el ser humano, y se asignaran miles de millones de dólares para evitarlo, surgiría una iglesia del enfriamiento global. Y la American Physical Society, ansiosa de recursos financieros, quizá declararía que hay pruebas “incontrovertibles” de ese enfriamiento.

Artículo anteriorDe La Ghetto crea música urbana para futuras generaciones
Artículo siguienteEl Lawfare como arma del neoliberalismo y neofascismo