Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Si alguien trató, por algún tiempo, de vender una falsa apariencia que su compromiso era con la justicia fue la fiscal general Consuelo Porras, pero se le ha terminado de caer el discurso y por eso es que no sale a decir ni pío en relación a la Comisión anti CICIG que crearon al menos 82 diputados que le operan a la Corporación de Impunidad.
En Guatemala el monopolio de la acción penal la tiene el Ministerio Público (MP) y por eso el silencio de Porras respecto a las acciones del Congreso, la hacen ser cómplice porque tras lo que van, entre otras cosas, es la cabeza de Juan Francisco Sandoval y demás miembros de la FECI que han puesto en apuros a tanta gente. En otras palabras, está facilitando que “vacunen” a quienes ella dice “defender”.
Antes, Porras trataba de guardar las apariencias, pero ahora ya ni cuida las formas y se ha entregado de manera plena a satisfacer hasta los intereses de los pelagatos de la Corporación de la Impunidad que han llegado al punto de ordenar cuándo deben salir las “investigaciones” y por eso es que salen con argumentos de que la zona 5 es muy peligrosa. Dicho sea de paso, todos debemos rendir cuentas ante la ley no obstante las formas que están utilizando suenan más a venganzas que a ejercicios de un legítimo Estado de Derecho.
Muy mal hace la Fiscal General en aliarse a estas transas y hay que dejar en claro que no solo guarda un silencio cómplice por los diputados (cuya agenda ya fue llevada a las urnas y TODOS pasó de doce a siete diputados y el Unionismo con todo y el sentimentalismo sólo pasó de uno a tres diputados y en la elección Presidencial, TODOS, Unionistas y FCN-Nación fueron un rotundo fracaso), sino lo guarda por los que usan a los diputados como marionetas pero que han sido hábiles para manejar la corporación desde arriba y en anonimato para el grueso de la población.
Sin duda alguna, los que añoran impunidad están desesperados y por eso es que han guardado un silencio ante la aniquilación de la Carrera Judicial y están de acuerdo para que sea la Corte Suprema de Justicia (CSJ) la que remueva a jueces que no les gustan (como Ericka Aifán) y ahora se suben al barco de que este Congreso les debe elegir a sus magistrados porque si no es un ataque a la “institucionalidad”.
Pero como la desesperación está llegando a niveles peligrosos, están cometiendo errores y por eso ayer se oía en la radio a gente que siempre los ha defendido, zafar bulto porque las formas están siendo indefendibles y por eso es que es incomprensible la actitud de Consuelo Porras.
Otro que debe poner sus barbas en remojo es el Presidente electo, puesto que hay quienes se sienten tan seguros de tener a Consuelo Porras a su lado que expresan que, si Alejandro Giammattei no se “alinea”, doña Consuelo estará solo ganas para que surja algo que no le permita al nuevo mandatario llegar el 14 a las 14.
Es poca la gente que apoya a la Corporación de Impunidad, pero son poderosos y con recursos para echar a andar la maquinaria. Han llegado hasta donde la gente, la sociedad, los ha dejado. Han aprovechado el silencio de los que están hartos para seguir con sus planes.
Hay miles de empresarios que están en desacuerdo con la forma en la que operan quienes “deberían representarlos”, pero les gana más el miedo o el “no meterse a babosadas”. Hay que abrir los ojos porque nos estamos jugando mucho, en especial el futuro económico puesto que esto que están haciendo impactará de forma directa y ratificará eso de que, en nuestro país, “el que desea hacer las cosas bien, se las ve a palitos”.