Félix Loarca Guzmán

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Félix Loarca Guzmán

La decisión del Presidente de Guatemala, de emitir el Acuerdo Gubernativo 189-2019, prohibiendo el uso de plásticos desechables con el propósito de contrarrestar la contaminación ambiental, es una medida precipitada e irreflexiva, que puso en evidencia la falta de coherencia del actual Gobierno para promover acciones de protección a los recursos naturales.

Llama la atención que tan solo tres días después de la publicación apresurada del Acuerdo en el Diario Oficial, el gobernante ya estaba interviniendo en la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas, en la cual aludió a la prohibición de los plásticos como un importante logro de su administración para fortalecer la política de defensa ambiental.

Todo esto conduce a pensar que la medida de los plásticos probablemente fue concebida como un vehículo de propaganda política, para saturar de incienso a su Gobierno, que en el campo interno y externo no tiene mayor aceptación. En otras palabras, está utilizando el tema de los plásticos como “un artículo de exportación”.

En Guatemala, el presidente electo, Alejandro Giammattei, ya adelantó que en cuanto asuma el control del Gobierno el próximo 14 de enero, ordenará la derogatoria del Acuerdo por considerar que es una medida parcial que no resuelve el problema de fondo.

Los sectores empresariales vinculados directamente con la industria de los plásticos, también pegaron el grito al cielo, expresando su rechazo a la medida bajo el convencimiento que el Acuerdo no resuelve la esencia del problema ambiental.

En las primeras líneas de este artículo, expresé mi opinión sobre la falta de coherencia del actual régimen para la protección del medio ambiente, pues por un lado se dicta la prohibición de los plásticos, pero por otro lado hay tolerancia para algunos sectores económicos por el desvío de los ríos en varias regiones del país, perjudicando el medio ambiente, y poniendo en alto riesgo la supervivencia de diferentes comunidades, para las cuales la proximidad de los ríos es fundamental para su desarrollo.

Es un secreto público, que en algunos casos el desvío de los ríos está relacionado con proyectos de hidroeléctricas que se han estado instalando en el país con capital extranjero asociado a inversionistas locales.

Una verdadera política ambiental requiere como un requisito esencial, la promoción de una amplia política de educación ambiental, la cual debería impulsarse en todos los niveles de los centros de estudio, empezando con los parvulitos hasta llegar a las aulas universitarias.

Una prohibición de la magnitud del tema de los plásticos debió ser precedida además por una vigorosa campaña de sensibilización, fortalecida con los programas de educación ambiental.
Tal como se emitió la medida, no solo fue precipitada, sino totalmente demagógica.

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