Juan José Narciso Chúa
Tal y como señalé en mi anterior columna, esta transición sigue hipotecando el futuro de nuestra sociedad. El pacto de corruptos o la corporación de la impunidad continúa en su proceso permanente de destrucción de la institucionalidad, siguen botando cualquier resquicio de decencia, hoy, que están exultantes, consideran el tiempo propicio para restaurar el pasado, aquel tiempo cuando todo era de bonanza en los negocios, los millonarios crecían y se multiplicaban medrando del sistema e infiltrando todas las instancias del Estado.
Hoy, llenos de emoción por el hecho de retomar el control de “su país” se mantienen firmes en acabar cualquier atisbo de dignidad, de personas que nos colocamos del lado de la lucha contra la corrupción y la impunidad, igualmente, es necesario desarticular aquellas instituciones en donde existen funcionarios que no se pliegan a los innobles deseos del Pacto de Corruptos.
El turno le llegó a la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, CNEE, en donde a partir de la oposición de varios de sus directores a aceptar el VAD, Jimmy Morales decidió “arrasar” con alevosía y ventaja a dichos funcionarios para que se ceda ante dicha presión, pero esto no es más que una arbitrariedad, pues los directores de la CNEE, están designados por cinco años en sus cargos y únicamente pueden ser destituidos por negligencia manifiesta y que, además, debe probarse.
Así un nuevo golpe a la institucionalidad del Estado, otro arañazo de impunidad, para asegurar la cooptación del Estado. Como bien señaló Carlos Colom en su carta a elPeriódico, “a quién le importa”. Acá el MP debería actuar de oficio, hay flagrancia, hay impunidad, hay descaro señora Fiscal, o se va a quedar, de nuevo, ¿vigilante?, pero sin hacer nada en concreto.
Por otro lado, el Congreso de la República -la más nefasta legislatura de la historia moderna-, por medio de una regulación interna, le recortaron a la Procuraduría de los Derechos Humanos, PDH, Q30.0 millones, con la intencionalidad de tomar revancha por su papel a favor de la lucha contra la corrupción y la impunidad, por los amparos que interpuso y ganó en los casos de la CICIG y otros. Ahora la institución naufraga, zozobra, la asfixian pues no podrá honrar sus compromisos internos de no contar con los recursos financieros de su presupuesto, habiendo, incluso, obtenido una resolución favorable de la CC y ni así. ¿Vigilante de nuevo señora Fiscal General?
Igual en el Congreso de la República, como fiera herida por la resolución de la CC que reestableció todo lo referente a las Comisiones de Postulación, se preparan a quitar del camino al Consejo de la Carrera Judicial, para así evitar que el proceso de elecciones de magistrados a la CSJ y a los tribunales se entrampe y deba ser el próximo Congreso de la República quien lo realice. La CC es la única institución digna, responsable y respetable que mantiene aherrojados a todos estos delincuentes de la impunidad.
Ojalá la señora Fiscal General tuviera suficientes motivos para salvar su gestión de la historia de la ignominia, de la vergüenza y de la indignidad y actuara efectivamente y dejara su poco célebre papel de vigilancia. ¿No cree que la historia la juzgará y su imagen sólo será un recuerdo de la vergüenza señora Fiscal General?
Pero utilizando de nuevo las palabras de Carlos Colom, pero con otro sentido: será que a nadie le importa más el futuro de nuestro país, será que a nadie se le llena la cara de vergüenza ajena por todo lo que están haciéndonos, será que nadie va a levantar su protesta para retomar el rumbo de otra historia para este país. Ojalá que la respuesta no se quede en el silencio cómplice…e impune.