El anunciado plan para eliminar el uso de ciertos plásticos forma parte de otra de las mentiras y engaños de este gobierno, esta vez para que le sirva de motivo para presumir al señor Morales en el seno de Naciones Unidas cuando hoy, justamente, habrá enorme actividad relacionada con la protección del ambiente. Y dirá que Guatemala es pionera en esa materia al haber decretado la prohibición, sin explicar que la misma aún no entra en vigor y posiblemente nunca lo haga por diversas razones.
Pero tampoco dirá lo más importante. No podemos ser pioneros en la materia cuando no disponemos siquiera de normas para el tratamiento de todos los desechos y nuestro país es uno de los más atrasados no sólo por la cantidad de basura que los ciudadanos tiramos en las calles, sino porque no hay eficientes mecanismos para tratar la basura y hasta el rudimentario relleno sanitario que funciona en la capital es apenas un burdo vertedero de toda clase de desechos.
Sin planes para tratar todos esos desechos de nada sirve la balandronada de la prohibición de los plásticos y, si mucho, tendrá un efecto económico entre los productores que sin duda alguna impugnarán la medida. Y podrán traérsela abajo casi tan rápido como el gobierno planificó su anuncio con fines puramente de hacerse imagen, lo que traerá efímeros aplausos en estos días en la ciudad de Nueva York.
No tenemos ninguna política ambiental orientada al tratamiento de todos los desperdicios que como sociedad producimos y eso sí que es realmente grave. Un Ministerio de Ambiente en manos de gente responsable hubiera antepuesto una política integral de tratamiento de los desechos a la payasada (que raro) de lanzar una prohibición que tiene el único fin de crearle aureola al gobernante como político comprometido con los temas ambientales. Los que escuchen su discurso no sabrán que en Guatemala no hay plantas de tratamiento de ninguna clase de desperdicios, ni existen programas de reciclaje porque la basura ni siquiera se clasifica como se hace en casi todos los lugares del mundo.
Tendrá el señor Morales su rato de gloria gracias a una auténtica payasada, pero la verdad es que en el tema ambiental seguimos profundamente atrasados y en parte es consecuencia del desprecio con que se ve esa materia. Tanto desprecio como para haber colocado a un paniaguado de Ministro de Ambiente, a sabiendas de que no tiene la menor idea del tema. Si tanta fuera la preocupación el actual Ministro no hubiera tocado tablita en el proceso de selección.