Alfonso Mata
Define el INCAP: “la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) es un estado en el cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, de acceso físico, económico y social a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad, para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de bienestar general que coadyuve al logro de su desarrollo”. Un estudio sobre la evolución de la SAN en C.A., evidencia avances importantes como el aumento en la disponibilidad de alimentos y el cumplimiento de la meta de los Objetivos del Desarrollo Milenio (ODM) de reducir a la mitad la prevalencia de subalimentación, entre otros. Guatemala no ha hecho lo suficiente para garantizar una SAN a todos sus habitantes y más que hablar de fracaso, se debe hablar del porqué no se logran resultados esperados.
El trabajo que falta por hacer en SAN, trasciende el trabajo de cualquier ministerio y demanda que se involucren en ello lo público y lo social. El crecimiento en los precios de los alimentos y el bajo poder adquisitivo de los habitantes, la falta de salud y de adecuada educación, siguen siendo problemas que atender en la SAN.
Dentro de la SAN, una cosa es la atención de casos y otra la prevención de casos y de los riesgos. Lo primero corresponde al MSPAS; pero lo segundo y tercero a otros ministerios y a una buena articulación de todos los esfuerzos, demanda de una unidad de coordinación: la Sesan.
La Sesan durante sus más de quince años ha venido desarrollando y apoyando legislación, políticas, planes y estrategias nacionales y ha servido como fuente de educación e información, y articulación, para una mayor priorización política de la SAN en la agenda pública, pero lo que no lograron los gobiernos (su punto débil) es bajar esos marcos a acciones e intervenciones, ese no es problema de la Sesan, es de gobernanza e interés político.
Entonces, resulta evidente que no es con el cierre o apertura de instituciones que se puede corregir la SAN nacional. La situación nos muestra un imperativo: un análisis de las acciones y medidas adoptadas por el gobierno y sus instituciones, para garantizar la alimentación y la nutrición de sus habitantes e identificar mecanismos para mitigar los factores de riesgo identificados que surgen debido a coyunturas políticas, sociales, económicas y climáticas que limiten la disponibilidad, acceso, consumo y aprovechamiento biológico de los alimentos, las que ha señalado con claridad la Sesan; por ejemplo, ha dicho que en los contextos fiscales, económicos y sociales restrictivos que tiene el país, la evolución de la SAN tiene restricciones. Entonces, habría que revisar los marcos teóricos y la barrera entre estos y la organización de la ejecución de la SAN y las debilidades en ello.
Sabemos que el problema de la SAN es multicausal; que está fallando tanto la disponibilidad, como el acceso y consumo de alimentos. Dibujarle al tratamiento de la problemática de la SAN un límite programático unilateral es perjudicial, incluso poner a liderar a una institución con responsabilidad parcial en la solución (solo una parte corresponde atender al MSPAS en la problemática). Ese enfoque de llevar al MSPAS a instrumento gerencial del problema, encierra a una indeterminación funcional. Sugiero que el nuevo gobierno revise su propuesta de manejo del problema de la SAN, a partir de un análisis en que involucre al INCAP, UNICEF, OPS, FAO, instituciones con experiencia sobrada en el tema, para una reformulación de la Sesan, al menos como su primer paso.