Factor Méndez Doninelli
Después de que por fin se divulgaron los resultados del 12º censo de población y 7º de vivienda realizado en el 2018, surgen más dudas que certezas. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ahora somos 14 millones 901 mil 286, es decir, poco falta para alcanzar la cifra de quince millones. Los estándares internacionales para la medición de la población de un país, imponen a los Estados la obligación de efectuar los censos de población cada diez años, en este sentido, Guatemala incumplió con ese compromiso porque pasaron dieciséis años entre el último censo efectuado en 2002 y el realizado en 2018.
Al comparar los datos finales con las proyecciones previas hechas por el INE, las estadísticas del Registro Nacional de las Personas (Renap) y lo afirmado por el Jefe del Ejecutivo, señor Jimmy Morales, quien en el acto de entrega de resultados del censo efectuado en el Teatro Nacional, sostuvo que en los últimos años se han extendido más de tres millones de pasaportes a guatemaltecos residentes en el exterior, entonces los datos cambian. Si sumamos el resultado del censo más los tres millones que Morales indicó, significa que nos acercamos a los 18 millones de habitantes. En este punto surge la primera cuestión, ¿A quién creerle?
No se trata de criticar o descalificar el trabajo censal, pero sí de reflexionar en términos de proyecciones sobre la divergencia de datos respecto al crecimiento poblacional. Veamos algunas proyecciones, el Banco Mundial proyectó para 2018 que Guatemala tendría 17 millones 247 mil 807 guatemaltecos. Por otra parte, la proyección de crecimiento de población del INE era de 17.3 millones de personas, mientras que el resultado del censo 2018, es de 14 millones 901 mil 286. Además, el Renap en diciembre de 2018 informó que había 20 millones 247 mil 815 personas, inscritas en esa institución.
En la presentación de resultados, el gerente del INE, Néstor Mauricio Guerra, explicó que las proyecciones de crecimiento poblacional se basan en los censos y la última vez que se hizo en Guatemala fue en 2002. En esa ocasión, se originaron las hipótesis de fecundidad, mortalidad y migración, sobre las que se hacen las proyecciones.
Confianza en los datos. Las agencias internacionales que acompañaron y dieron apoyo técnico al censo 2018, tales como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), por sus siglas en inglés y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), aseguran que los datos hechos públicos son confiables y cumplen con los estándares internacionales.
Lo que es cierto, es que se revelan las precarias condiciones en la que viven millones de habitantes, carentes de servicios básicos y con escaso acceso a servicios de educación, salud y falta de oportunidades laborales. Los censos y sus resultados sirven a toda la población, sobre todo, pueden ser aprovechados por los Gobiernos y la academia para procesar, analizar, definir y priorizar políticas públicas, programas sociales, investigaciones académicas y construcción de propuestas que promuevan el desarrollo, la equidad y el bien común. Los censos también sirven para tener la certeza de las necesidades básicas de la población, la escolaridad de los habitantes, las condiciones de vivienda y el acceso a los servicios públicos esenciales. En suma, los censos son importantes para determinar con certeza ¿cuántos somos?, ¿cómo vivimos? y ¿a qué ritmo crecemos demográficamente?