Rolando Alfaro Arellano
Dedicado a mis lectores
La contaminación que hemos venido mencionando, lleva suficiente tiempo para demostrarle a mis lectores, especialmente, el grado de desinterés y de ignorancia, de las diversas entidades y poblaciones, que han dejado que lo descrito no les interesa.
Por otra parte, resulta paradójico que algunos sectores protesten por las malas carreteras, caminos vecinales y algunas poblaciones del país se encuentren en mal estado; sin embargo, pareciera que por ignorancia no les importe ver basura lanzada en todo lugar, ruido de todas clases, estallidos, basureros clandestinos y hediondos, lagunas y lagos en estado de desaparecer por su tremenda contaminación, ríos, caminos vecinales o no, montañas deforestadas, paredes manchadas, lugares turísticos sin atención en calles y avenidas, ríos y un sinfín de focos de contaminación.
Quizás, por otra parte, sería bueno entrevistar a médicos, pediatras, internistas y cardiólogos, a efecto que, por los medios de comunicación pertinentes, expliquen a los ciudadanos el peligro en el que se encuentran.
Asimismo, se estima que muchos medios de comunicación social poseen programas de medicina, pero dado el avance de la contaminación en nuestra otrora tacita de plata, resulta urgente ilustrar a las poblaciones cuyos habitantes ignoran el peligro en el que se encuentran.
A lo anterior, debemos agregar que no todas las personas tienen educación ambiental y que, además, la legislación vigente no cumple con los estándares recomendados por la doctrina ambiental internacional y la carencia de un Derecho Ambiental Nacional.
No es necesario creer que algo conocen las poblaciones del deterioro ambiental, pero quizás ésta hace que algunos pobladores crean que están siendo los males descritos plenamente controlados por las autoridades.
Sorderas anticipadas, pulmones contaminados, y un etcétera, padecen muchísimas personas, sin embargo, ello lo hacen atribuible a los cambios climáticos… Resultados fatales.
La legislación Ambiental está incompleta, pues faltan los reglamentos necesarios para poder combatir los daños ambientales.
La ley ambiental es de lo peor, sin disposiciones legales que les respalden plenamente, además de perderse el tiempo con algunas iniciativas de ley difíciles de ser abordadas por los legisladores.
Los males, por lo tanto, seguirán y en lugar de poseer una población con buena salud, se está permitiendo que los males sigan de cualquier manera, especialmente, si las poblaciones continúan ignorando que las enfermedades son pasajeras y, en especial, pasaran luego. Craso error que llevará a muchos seres humanos a perder su salud por tan peregrinos pensamientos.
Finalmente, mientras la República de Guatemala continúe en el status en que se encuentra, seguirán los daños a la salud de las diversas poblaciones que confundan gripes con infecciones derivadas de la contaminación ambiental.