Félix Loarca Guzmán
El próximo fin de semana se celebrará en Guatemala y en los demás países de Centroamérica, la mal llamada Independencia de los conquistadores y colonizadores del imperio español.
Supuestamente se van a cumplir 198 años de “vida independiente”, pero en la práctica ello no es sino una farsa, o una utopía. Es decir, algo que no existe, que no ha existido, un sistema halagüeño, pero irrealizable.
Desafortunadamente, la historia oficial, la que se enseña a los niños en las escuelas, se ha encargado de mantener vivo “el mito” de la Independencia Nacional, que en realidad no es sino una fábula o ficción.
En todo este prolongado período a partir del 15 de Septiembre de 1821, el pueblo de Guatemala solo tuvo diez años de auténtica Independencia entre 1944 y 1954. Fue el período de la gloriosa Revolución de Octubre, en el cual los guatemaltecos no estuvimos sujetos a los dictados de ningún poder extranjero.
Por mantener una línea independiente, el gobierno nacionalista del presidente Jacobo Árbenz Guzmán, fue derrocado en 1954 por una invasión de mercenarios organizada y auspiciada por el Gobierno de Estados Unidos dominado por el Partido Republicano.
Si se analiza fríamente la Independencia Nacional dentro del marco responsable de las Ciencias Sociales con el apoyo de obras de autores calificados como el Historiador Severo Martínez Peláez, es posible llegar a la conclusión que tal “suceso”, es decir la Independencia del 15 de Septiembre de 1821, no fue más que la sustitución de un poder español por otro.
En ese tiempo, el gobierno local estaba bajo el control de la Corona Española mediante la presencia de los españoles peninsulares, o sea los nacidos en España, quienes mantenían una fuerte pugna con los españoles criollos, o sea los hijos de españoles, pero nacidos en lo que hoy es Guatemala y el resto de Centroamérica.
Los criollos se sentían relegados en un segundo lugar sin gozar de las mieles del poder como los españoles peninsulares. Los criollos ambicionaban el control de los pueblos indígenas de la región y muy audazmente aprovecharon algunas debilidades de la Corona, para expulsar de las posiciones de privilegio a los peninsulares, a través de la maniobra de la Independencia. Sin embargo, el pueblo, especialmente los indígenas, quienes eran esenciales para la economía, no experimentaron ningún cambio a su favor y continuaron víctimas de la explotación, pero ahora ya no por los españoles peninsulares, sino por los criollos.
En la actualidad, Guatemala carece de Independencia; es casi una colonia de Estados Unidos con la anuencia de presidentes entreguistas y subordinados a los intereses de la Casa Blanca.
En estos días el Gobierno de Estados Unidos, del presidente Donald Trump, está ejerciendo fuertes presiones para imponer a Guatemala el acuerdo migratorio de Tercer País Seguro. El presidente Jimmy Morales, muy obediente está accediendo a tal exigencia, sin importarle la oposición de amplios sectores de la sociedad guatemalteca.
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