Jorge Morales Toj

Maya K’iche’, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, con estudios de Maestría y Doctorado en Derecho Constitucional. Pacifista y Defensor de los Derechos Humanos.

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Jorge Morales Toj
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Hace algunos años conocí el Estor, Izabal, y en alguna parte pude ver algunas fotografías antiguas. Las primeras construcciones del centro de la aldea eran de madera. Un anciano me comentó que el nombre se deriva del inglés “The Store”, porque hace más de un siglo, había unos ingleses que pusieron una pequeña Tienda en la región y por supuesto, a los paisanos se les grabó el nombre y lo simplificaron como El Estor. El gobierno del general Lisandro Barillas constituyó el nuevo municipio de El Estor, el 5 de noviembre de 1890.

La historia del municipio de El Estor, departamento de Izabal, ha sido una historia de la minería en Guatemala. Desde los años 60 la empresa minera Exploradora y Explotadora Minera de Izabal S.A. Exmibal ha operado en la región extrayendo níquel durante varias décadas. A través de varias negociaciones y transacciones pasó a ser Compañía Procesadora de Níquel de Izabal S.A. (Pronico), que forma parta de la Compañía Guatemalteca de Níquel -CGN.

Durante muchas décadas los conflictos agrarios en el área se han acrecentado, especialmente cuando se comenzó el proyecto de la Franja Transversal del Norte, porque a millares de familias campesinas le fue despojada sus tierras, situación que se profundizó durante el conflicto armado interno.

En los últimos años, la región ha sido inundada por monocultivos y aunado a la minería, ha generado un nivel de incidencia cultural, económica y social en la vida de las comunidades indígenas que ha habitado históricamente la región. Sin embargo, el mayor impacto causado ha sido el ambiental. A nivel de medios de comunicación hemos sabido de la contaminación de lago de Izabal y las lamentables consecuencias para los ecosistemas de la región.

Según Segeplan, “En el municipio de El Estor 5 de cada 10 habitantes se encuentra en situación de pobreza, pero si se analiza individualmente lo que ocurre en el área urbana donde el índice de pobreza es del 50%, lo que hace una diferencia significativa con el área rural donde el porcentaje de pobreza es de 77% es decir 7 de cada 10 habitantes no cubren sus necesidades mínimas, esta cifra se aleja de la meta No. 1 de los ODM que es reducir el porcentaje de las personas que tienen ingresos menores a $1.00 diario…”. Cabe reiterar que muchas comunidades indígenas Q’eqchi’ de El Estor sobreviven en medio de la pobreza y la miseria. Están sin centros de salud, sin carreteras, sin escuelas, podemos afirmar que son sitios sin Estado. Allá el Estado está ausente, allá el Estado no existe.

Los hechos de violencia son condenables desde cualquier punto de vista, es inaceptable la muerte y los heridos de hermanos guatemaltecos en el confuso incidente en la comunidad Semuy II de El Estor, Izabal. Tocará al Ministerio Público y al Inacif con absoluta objetividad y e imparcialidad esclarecer los hechos.

Los problemas estructurales de exclusión y pobreza rural, deben atenderse y resolverse con desarrollo rural. El abordaje de la conflictividad agraria y socio ambiental deben atenderse con políticas públicas y con la presencia del Estado para garantizar el bien común de todos los guatemaltecos.

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