Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

Actualmente la militarización de nuestros territorios se justifica en nombre del ataque contra el crimen organizado. Las únicas realmente atacadas con todo esto son nuestras comunidades (en su mayoría mayas), a las que convierten en carne de cañón de estas simulaciones del gobierno, que pretende obtener control de nuestros territorios para ofrendárselo a los megaproyectos y con esto quitar de su camino a las comunidades que se resisten a ser despojadas de sus tierras, lo cual las ha convertido en un obstáculo, un estorbo para este modelo económico extra activista que todo lo destruye en nombre del “desarrollo”. A estas comunidades se les ha llamado “conflictivas”.

Semuy II, es una comunidad como muchas otras, que quedaron atrapadas en fincas, entre enormes extensiones de tierras usadas para el monocultivo y a cuyos dueños deben pedir permiso para entrar o salir porque son concebidos como propiedad de la finca, a pesar de ser una comunidad q’eqchi’ con una ocupación de más de mil años, que se puede constatar con los restos del asentamiento de la ciudad antigua Chajmaik (datada de la época maya Clásica) y que se ubica a metros de Semuy II.

Si hace unas décadas se exterminaba a los pueblos originarios para “combatir” el comunismo y el genocidio era justificado por el racismo, ahora la situación no ha cambiado mucho, ya que ese mismo racismo justifica el estereotipo de que las comunidades mayas sirven al narcotráfico y por lo tanto son más enemigas que los mismos narcotraficantes. En ese entonces como ahora siguen mandando a nuestra misma gente para vigilarnos y matarnos, porque no es el coronel o el general el que por Q1,500 arriesga su vida, tampoco es patriotismo o heroísmo, se llama hambre.

El estado de Sitio implica serias violaciones a los derechos humanos y se recurre a este para el debilitamiento de la organización comunitaria, es una forma de criminalización y les permite a los grupos poderosos actuar con toda impunidad. Imponerlo en 22 municipios está encaminado (sin duda) a beneficiar a los megaproyectos que a la fuerza quieren operar en estos territorios. Extracción de madera, petróleo, jade, palma aceitera, hidroeléctricas, minería, son los intereses detrás del estado de Sitio, el gobierno se encarga de crear garantías para los ricos y una vez más somos los pueblos quienes ponemos los muertos.

No se está combatiendo al crimen organizado, porque éste y gobierno son lo mismo. Se está atacando a las comunidades para que cedan sus territorios a los megaproyectos y si no lo hacen se les extermina y ya. Por esto es que los megaproyectos invierten su capital en la política, porque no es suficiente el control económico sino se tiene el control político para hacer legal la injusticia, para seguir matando desde el Estado.

Esto no es sólo un montaje, es una abierta declaración de exterminio. Los medios corporativos de comunicación quieren manipularnos, intencionadamente repiten información que no es real. La hipocresía del presidente cargando un ataúd es una burla como lo ha sido su gobierno.

Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

post author
Artículo anteriorLos Perros de la Guerra
Artículo siguienteUna investigación crucial y la elección de cortes