Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Quizá la mayor desgracia de nuestra República, no sea que tengamos malos políticos, sino que seamos ciudadanos mediocres. Una terrible situación de la que oímos hablar poco y que nos toca profundamente.

Acabo de ver terminar la huelga de los estudiantes universitarios sancarlistas del Campus Central; menos probablemente del 10% del total de estudiantes que lograron ser oídos y atendidas por las autoridades. Conmueve y hace sonreír, que el resto se quedara en casa, aunque tarde o temprano, el sacrificio de esos pocos, derramará sobre ellos –ojalá– una mejor vida estudiantil. Tomar en serio la política y la sociedad es cosa de pocos y puede que lo que sucedió en la Usac, sea una clara enseñanza de que la vida social como concepto nacional, es algo vacío e insípido para una vasta mayoría, lo acontecido nos muestra que a la mayoría no nos provoca ni amor ni desesperación nuestras instituciones, simplemente están ahí.

Ante ese abismo de indiferencia, las victorias que se logran se vuelven pírricas y no creo que sea el miedo el que paraliza, es más bien un concepto de una vida cómoda y con otro sentido, para la mayoría. A ello hay que añadir otro concepto: la responsabilidad para con el otro y mi institución, virtud que se pierde y que no permite la solidaridad.

Una política universitaria, dejada en pocas manos, no es más que un reflejo de lo que sucede a nivel nacional: consolidación de totalitarismo o autoritarismo, muy alejada de la misión universitaria: búsqueda de verdades y realidades. Aún más: qué responsabilidad puede nacer de alguien que va a lograr algo sin merecerlo, sin haber luchado por ello, ¡ninguna! aunque si acomodación. Los huelgueros, a través de sus demandas, han mostrado algunas debilidades administrativas de la Usac, vergüenza para la formación de profesionales ¿Se puede ir más lejos ante la actitud estudiantil? Difícil. El bien ante el mal, es ahí donde se juega todo, nadie lo quiere jugar y los pocos que lo hacen, son calificados de raros, fanáticos, anormales, comunistas.

Todos queremos lo mejor para todos ¿espero? pero carecemos del sentido y vivencia de libertad para hacerlo. La libertad es un don que hay que adquirir y eso solo se puede lograr haciendo uso de la oportunidad y asumiendo el riesgo, cosa de la que damos prueba de carecer la mayoría. Oportunidad y riesgo van de la mano con la verdad y la razón y esta solo funciona en manos de la responsabilidad. Pero si eso no busca la mayoría de universitarios ¿Qué hacen en la universidad? Cuál es el sentido de ésta, “no valoran el sentido de pertenencia y apropiación de la verdad” y sin pertenencia a esos ideales universitarios, a la lucha desde la juventud por ellos, me siento como pez fuera del agua.

Si somos incapaces de formar carácter institucional, cómo vamos a formar un carácter nacional –me pregunto– ante una educación superior tan falsificada en sus ideales y fines. ¡Felicitaciones! a esos pocos amantes del alma Mater carolingia, que luchan por el cambio.

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