Según el Presidente electo, Alejandro Giammattei, ha logrado acuerdos con los presidentes de El Salvador y Panamá sobre el tema del Parlamento Centroamericano, de absoluta inutilidad y altísimo costo para todos los países que lo integran, en el sentido de que o lo reforman o lo cierran, lo cual ojalá sea cierto porque ese foro se ha convertido en vertedero del desagüe de la clase política de todos estos países sin que produzca ni el más mínimo resultado.

Reformar el PARLACEN es una tarea que se pinta muy difícil, por no decir imposible, puesto que significa que a los mamotretos que lo integran se les tendrían que asignar facultades muy importantes que demandarían, por supuesto, gente más calificada que la que actualmente llega a integrarlo. Se entiende que una reforma sería para hacerlo operativo de manera que sus resoluciones fueran vinculantes para los Estados que suscribieron y mantienen el acuerdo de creación, pero hay que tener especial cuidado en darle ese poder a los actuales integrantes del foro regional.

Una cosa muy distinta es el Parlamento Europeo, donde las decisiones sí son vinculantes, pero a donde los pueblos envían a personas con capacidades y experiencia, no a parientes de los políticos con poder o veteranos fracasados que necesitan una jugosa beca para subsistir. La experiencia que hemos tenido con el PARLACEN es negativa, pero al menos ahora se limita mucho su capacidad para hacer negocios porque finalmente ni huelen ni hieden, pero al tener poder real y con sus características de hoy, serían otra fuente de enorme corrupción para chantajear con propuestas de ley o mediante la aprobación de disposiciones que tendrían efecto en toda la región.

Si el doctor Giammattei quiere resolver seriamente el problema del derroche de dinero que significa ese mamotreto, no hay otra salida que la de cerrarlo para, en todo caso, empezar a discutir un modelo distinto en el que se puedan integrar los mejores elementos de cada país, ya con el encargo y la misión de ir a trabajar en vez de veranear para cobrar jugosos salarios. El PARLACEN es una auténtica vergüenza y en ese sentido es correcta la postura del futuro Presidente al plantear el problema a sus colegas centroamericanos para iniciar un proceso ordenado de liquidación de algo que no se enderezaría ni con cientos de puntales, puesto que simplemente tendría que seguir operando con la bazofia.

Es de esperar que ya no estando en campaña, este ofrecimiento del doctor Giammattei se convierta en una realidad para bien de estos pueblos.

Redacción La Hora

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