Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

La relación madre hijo inicia desde su concepción, ya que ella es la afortunada de llevar al bebé en su vientre y continuar por nueve meses presenciando su formación, crecimiento y desarrollo; hasta que el nuevo ser pueda ver la luz del día y respirar por sus propios medios.

Sin embargo al nacer este nuevo ser no es totalmente independiente, pues requerirá quien le alimente mientras él pueda hacerlo por sus propios medios. Así que nuevamente será la madre la llamada a hacerlo y como ha ocurrido desde el principio de la vida humana, la madre fue dotada para hacerlo. Su cuerpo empieza a prepararse para esta tarea desde que inicia la etapa de embarazo y cuando el bebé nace ella está lista para poder hacerlo.

Salvo casos especiales como cuando la madre es portadora de VIH/SIDA o de herpes o cuando el bebé presenta galactosemia, (intolerancia a la lactosa) o fenilcetonuria (déficit defenilamina hidroxilasa) la madre no debe dar lactancia. También existen situaciones en que la madre no produce suficiente leche.

Según la Organización Mundial de la Salud OMS, la lactancia materna es una forma de alimentación que comienza en el nacimiento con leche producida en el seno materno. Además señala que la lactancia es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños.

La OMS y Unicef Fondo para las Naciones Unidas para la Infancia consideran imprescindible la lactancia materna. Según indican, la leche materna humana es el alimento natural producido por la madre para alimentar al recién nacido. Se recomienda como alimento exclusivo para el lactante hasta los seis meses de edad y con alimentación complementaria hasta los dos años de edad, ya que contiene la mayoría de los nutrientes necesarios para su correcto crecimiento y desarrollo. Además contiene inmunoglobulinas y otras sustancias que protegen al bebé frente a infecciones y contribuye a estrechar el vínculo madre e hijo, favoreciendo un adecuado desarrollo psicomotor.

Pero además de ello el contacto que se produce durante el tiempo de lactancia y el vínculo afectivo que se crea proporcionará al bebé seguridad para su vida, le ayudará a desarrollar estabilidad emocional y ser un adulto seguro y sociable.

En 1989, la OMS/Unicef hicieron público un comunicado dirigido a los gobiernos: “protección, promoción y apoyo de la lactancia natural. En el mismo año las Naciones Unidas adoptaron la Convención sobre los Derechos de la Infancia. El apartado e) del artículo 24 hacía referencia expresa a la necesidad de asegurar que todos los sectores de la sociedad, y en particular los padres y los niños, conozcan las ventajas de la lactancia materna y reciban apoyo para la aplicación de esos conocimientos.

Y si bien los beneficios de la lactancia materna han sido reconocidos de siempre fue en agosto de 1990 cuando surgió la Declaración de Innocenti, firmada por la OMS y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre la protección, el fomento y el apoyo de la lactancia materna que se celebra desde entonces en más de 120 países alrededor del mundo.

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