Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Acertado el dicho que dice que quien no aprende las lecciones de la historia está condenado a repetir los errores y en Guatemala de nuevo estamos a las puertas en las que una elección de magistrados de Corte Suprema y Salas de Apelaciones lo terminará perjudicando a usted (que no se mueve en el sistema paralelo) para beneficiar a un pequeño, pero poderoso grupo que busca jueces que les den garantías de impunidad.
Mal haría yo en quererle hacer ver al lector que esta es la primera vez que se trata de amañar las cortes, puesto que esto ha venido siendo el pan de cada día de las últimas elecciones. En su momento, los más copetudos metían las manos para asegurar un control que fueron perdiendo con la mayor prostitución y comercialización de la academia para incidir en las cortes, al punto de que algunos de sus operadores se autonombran accionistas de entidades “educativas”. Los “tradicionales” perdieron espacio con los “emergentes” de menor pedigrí.
En el pasado, conforme iban haciendo los negocios se incrementaba la necesidad de amañar el proceso y tratar de asegurar la mayor cantidad posible de magistrados que pudieran responder a los operadores del sistema paralelo y por eso es que vimos que Alejandro Sinibaldi y Manuel Baldizón pactaron y se pusieron “de acuerdo” a pesar de que eran “enemigos”.
Pero ahora la dinámica es distinta, puesto que la elección de cortes ya no responde solo a la necesidad de “blindar” negocios, sino que busca liberar de responsabilidades a los que ya tienen las citas con la justicia, los procesos legales y la rendición de cuentas encima.
He dicho en el pasado que las absoluciones que, inevitablemente se darán, tendrán todas un gran asterisco porque llegarán en el marco del ataque a los investigadores, de reformas pactadas para buscar impunidad (que por cierto Sandra Torres les dio sus votos en el Congreso pero nunca esperaba que le pagaran como lo hicieron), de la elección de una Fiscal General que fue puesta con un claro objetivo y de lo que han llamado la “tapa el pomo” en la elección de las futuras cortes.
Dentro de ese contexto hay que entender la oposición a las reformas al Sector Justicia y a la razón por la cual ninguno de los que se opuso propuso un plan B o presentó alguna alternativa y la razón es sencilla puesto que ya sabían que en este momento en la historia se iban a estar jugando el todo por el todo con el afán de buscar la consecución de su objetivo.
Pero traigo a colación todo lo anterior, porque usted mi estimado lector, seguirá siendo el gran afectado puesto que si le toca caer en el Sistema de Justicia y no desea usar el sistema paralelo, será víctima de la realidad de nuestro sistema. Experimentará, de nuevo, que en Guatemala no hay justicia pronta y cumplida, verá por su propia mano que no habrá refugio a dónde acudir ante cualquier ilegalidad y pídale a Dios que ningún proceso o litigio le toque en contra un usuario del sistema paralelo, porque ya estuvo que no ganará nunca aunque lleve todo el derecho y la razón.
Esta elección de cortes supone, de nuevo, un gran problema para los inversionistas serios que buscan invertir en países en los que, si algo no sale bien, las cortes terminan siendo un excelente foro para dirimir los temas alejados de las influencias de una parte que sabiendo cómo operar, llevaría las de ganar.
Ahora quizá sea muy tarde para que usted reaccione (y nada garantiza que lo haga) pero al menos cuando le toque seguir encarnando y viviendo las ilegalidades de un sistema secuestrado y que operan tan bien para los que usan el aparato paralelo, ya sabrá que esto no se construyó de la noche a la mañana.
Un motivo más, económico incluso, para ponernos de acuerdo y reformar de una vez por todas la justicia. Ojalá Alejandro Giammattei tenga compromiso y no haga las de Jimmy Morales.