Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El día de ayer se dictó sentencia en el Caso del Registro de la Propiedad y siendo consecuente, la misma debe respetarse y acatarse. Ayer fueron condenadas algunas personas a las que se les modificó el delito y se les benefició con penas menores, otros fueron exonerados por lo mismo que meses antes se condenó a otras personas y hubo absoluciones como lo fue el caso de José Manuel y Samuel, ambos Morales, hijo y hermano respectivamente del presidente Jimmy Morales.

Y sin duda alguna, ellos dos concentraron mucha atención por su parentesco con el mandatario quien en horas de la tarde dijo, por medio de un video, que ellos siempre supieron de la inocencia de los sindicados. Minutos antes publicó un post en Facebook que decía que el caso en contra de los ya mencionados fue “persecución política” y “una de las tantas armas de terror que usaron para quebrar su espíritu”.

Pero todo lo expresado por Morales, me ha puesto a pensar puesto que si él sabía de la “inocencia” de los suyos y según él todo fue usado como “arma de terror”, ¿qué necesidad tenía de expulsar a quienes estaban haciendo su trabajo de investigación?

Entiendo que a veces los padres hacemos cosas para intentar beneficiar a los hijos, pero a veces lo hacemos sin darnos cuenta que en ocasiones más que ayudar, los podemos terminar perjudicando porque hoy los absueltos no pueden decir que el proceso se llevó sin interferencias de ningún tipo, puesto que el poder que preside el papá y el hermano, fue el que lideró el ataque contra los investigadores.

Quién olvida que en enero, cuando Morales expulsó a la CICIG en lo que en cualquier Estado de Derecho que funcione hubiera sido una decisión tomada en conflicto de interés, fue el tribunal que llevaba la causa de los familiares del Presidente el primero en separar al ente investigador como querellante, toda vez que debieron ausentarse porque de manera arbitraria e ilegal, Morales les dio 24 horas para salir del país; extremo que luego fue declarado ilegal por la Corte de Constitucionalidad (CC), pero el daño ya estaba hecho o, el beneficio asegurado. Como usted lo quiera ver.

Hoy deben sentir alegría los absueltos, pero sin duda alguna sentirían una satisfacción mayor e incuestionable de haber sido absueltos sin interferencia alguna y en momentos en los que los jueces no sintieran que se vuelven a quedar en manos de los que eligen la justicia buscando su propio beneficio. Más cuando las elecciones de jueces y magistrados están a la vuelta de la esquina y están siendo pactadas para asegurar que los designados sean garantía de impunidad.

En una de las tantas visitas que he tenido en La Hora, alguien me dijo que era inocente y yo le dije que no tenía elementos para no creerle, pero que le sugería que (teniendo el acceso) le pidiera a Morales que no expulsara al investigador, porque así el sindicado podía decir que había sido absuelto sin interferencia alguna y que así, su paz y la de los suyos quedaría a prueba de balas.

Ser absuelto ahora, tras todo lo que ha venido ocurriendo, hace que las absoluciones vayan acompañadas por un asterisco, que al leer al pie de la nota, dirá: Sentencia dictada tras la expulsión que un investigado hizo de quien investigaba. O, en otros casos, sentencia dictada tras los acuerdos alcanzados por varios actores para que el “prestigioso” Congreso modificara la tipificación y las penas del delito de financiamiento electoral.

Es un pierde pierde, porque no gana nada el país al transitar por esta ruta; esa debilidad en el Estado de Derecho alienta la impunidad que afectará las inversiones y ellos pierden porque siempre los acompañará el fantasma de la impunidad, gracias a esa mano que metió Morales, como aquel gol de Maradona en el 86 que subió al marcador, pero todos supieron que el astro argentino jugó “sucio”.

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